viernes, 30 de marzo de 2012

Regazzoli. Testimonio en momentos difíciles


Por Oscar Gatica*

El 24 de marzo de 1976 fue la fecha del último golpe cívico-militar. Ese día se derrumbaba a un gobierno constitucional, presidido por Isabel Martínez, la viuda del General Perón.

Mientras en el país se interrumpía la vigencia de un gobierno elegido por el pueblo, y estábamos a sólo siete meses de una nueva elección democrática para elegir los gobernantes en toda la República Argentina, aquí en La Pampa, y en nuestra ciudad, también se sucedían hechos importantes.

La mañana de ese día, ya instalado el golpe militar en todo el territorio de la Nación, en nuestra provincia, el entonces Gobernador Aquiles José Regazzoli estaba en su despacho de Casa de Gobierno. Esperaba que llegaran los militares golpistas, ocupando hasta el último minuto el lugar en que lo había puesto el pueblo de La Pampa. Pero él, en ese momento delicado en lo institucional, no estaba preocupado porque dejaría de ser Gobernador. Su pensamiento y su preocupación no pasaban por lo personal. Don José había vivido varios golpes de Estado, había sido detenido y encarcelado varias veces por su condición de militante y dirigente peronista, también había superado cuestionamientos a su gobierno, y ahora llegaba el tan temido y anunciado golpe de Estado. Sabía cómo enfrentar los momentos difíciles y duros de la vida, contaba para ello con la fuerza de sus convicciones y la entereza de su conducta.

En circunstancias de esa índole, en que muchas personas piensan en su familia, en lo que les puede suceder a ellos y a los suyos, Don José Regazzoli tenía otra preocupación más urgente. Su pensamiento estaba dirigido a los más necesitados, y por ellos tomó una decisión que involucró a cientos de vecinos de Santa Rosa.

Por la mañana el golpe era un hecho, pero todavía no había llegado ningún oficial del Ejército a hacerse cargo de la Gobernación cuando Regazzoli llamó a su despacho a Alicia Chávez; joven militante de la JP, y empleada administrativa del Instituto Provincial Autárquico de la Vivienda (IPAV). Alicia recuerda que entre las 5:30 a 6:00 de la mañana el Gobernador la mandó a buscar a su casa para que se llegara hasta su despacho. Luego de sortear la consigna militar ya instalada en Casa de Gobierno, accedió a la oficina privada, y estuvo con Regazzoli. Fue entonces cuando éste le pidió que "debía entregar las llaves del barrio Peñí Ruca a sus legítimos adjudicatarios". Ella le dijo que se quedara tranquilo, que así iba a suceder. En compañía de otra persona se llegó hasta las oficinas del IPAV, que también tenía una guardia policial que impedía el ingreso, y le dijo que tenía la autorización para retirar unas llaves que se había olvidado el día anterior. Así fue como entró y llegó hasta el tablero donde estaban la totalidad de las llaves de las viviendas del barrio, las retiró, y volvió a salir. Junto a otro compañero, Avelino Cisneros, se dirigieron hasta el Barrio "El Molino", y les dijeron a los vecinos que por orden del Gobernador debían cambiarse ese mismo día hacia el nuevo barrio, si no podían perder sus casas.

Ese 24 de marzo de 1976 se produjo un éxodo poco conocido en nuestra historia lugareña. El barrio Peñí Ruca (casa del hermano) se encontraba entonces en los límites del sur de la ciudad, en tanto El Molino (también conocido como "El Salitral") se situaba en el extremo oeste. Cada familia de este último barrio, con los pocos medios a su alcance, se movilizó en bicicletas, motos, carros, y otros vehículos que pudieron conseguir para trasladarse desde una punta a otra de Santa Rosa.

Fue así como ese 24 de marzo del año 1976, antes del anochecer, la mayoría de las 80 viviendas del barrio estaban ocupadas por sus legítimos dueños, como quería Regazzoli. Cuando las autoridades militares quisieron reaccionar ya era tarde. Esas familias, que hasta entonces habían vivido en casas muy precarias, accedían por primera vez a una vivienda propia y digna, y podían pensar en un futuro mejor para ellos y sus hijos.

Parafraseando a Rodolfo Walsh en su Carta a la Junta Militar, podemos decir que el Gobernador Regazzoli, la compañera de la JP, y otros compañeros, cumplieron el mandato de dar testimonio (de su militancia) en momentos difíciles.

                                                             
*Militante peronista
Director de Coordinación, Secretaría de Derechos Humanos de La Pampa

viernes, 23 de marzo de 2012

Declaración por la Memoria, Verdad y Justicia (24/03/2012)


En este Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, queremos recordar que el proyecto nacional y popular además del ejercicio del poder que le otorga el voto popular para conducir el Estado y, por lo tanto, el destino de los argentinos, también se ha convertido en un espacio de reflexión, debate y acción.
La Presidencia del compañero Néstor Kirchner asumió el compromiso de convertir en una política de Estado la defensa de los Derechos Humanos y, en consecuencia, cimentó los pilares para que los responsables de la última dictadura cívico-militar fueran juzgados por los delitos de lesa humanidad.
Con el respaldo de organismos de derechos humanos, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, HIJOS, organizaciones políticas, y una gran parte del pueblo argentino, Cristina Fernández también tomó decisiones que consolidaron la tendencia de Memoria, Verdad y Justicia.

El Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Dr. Eduardo Duhalde, señaló que “esta política se ha llevado a cabo en la Argentina mediante rigurosos respetos al imperio de la ley a través de sus jueces naturales, sin tribunales internacionales ni especiales, con la aplicación del Código Penal que rige para todos los ciudadanos argentinos y con procesos orales y públicos con todas las garantías del debido proceso legal”. Cabe mencionar que a diciembre de 2011, cuando se hizo el último relevamiento de la Unidad Fiscal, existían en el país 267 condenados por delitos de lesa humanidad. Este ejemplo de lucha contra la impunidad ha cundido en varios países de América Latina y el mundo.

   En nuestra provincia se han impulsado los juicios contra el terrorismo de Estado, y en el año 2010 el Tribunal Oral Federal de Santa Rosa dictó sentencia condenando a nueve represores entre militares y policías, de la denominada Subzona 14. Así el pueblo de La Pampa supo que nuestra Provincia no fue una isla, que aquí como en el resto del país se secuestró, se torturó y se violaron los derechos fundamentales de cientos de pampeanos.
Estos juicios tienen un protagonista principal, los testigos, que con sus testimonios que los hacen revivir dolorosamente lo sufrido como víctimas, han logrado que la Justicia pueda tipificar los delitos por lo que son condenados los represores.
Uno de los máximos responsables de estos crímenes, el entonces Mayor Baraldini ―que estaba prófugo de la Justicia― fue recientemente detenido y expulsado de Bolivia. Hoy Baraldini se encuentra encarcelado y tendrá que responder ante la Justicia. Además en estos días se lleva adelante la Causa 615/10 ―que se encuentra en su etapa de investigación judicial―, donde están imputados más de treinta militares, policías y médicos por delitos de lesa humanidad.

El desafío de aquí en adelante es doble: por una parte, hay que agilizar los juicios para que a los responsables del genocidio, la destrucción y el saqueo ―sean éstos integrantes del Poder Judicial, civiles, funcionarios de la dictadura con responsabilidades en estos crímenes, o los que incurriendo en delitos de lesa humanidad se beneficiaron económicamente durante el terrorismo de Estado― se los juzgue. Y por otra parte, hay que seguir avanzando en la profundización del modelo con una política económica y social orientada a la inclusión y la justicia social, que alcance a la mayoría de los argentinos en el acceso a la salud, el trabajo, la educación y la vivienda.

Aquí, en este Monumento del Paseo de la Memoria, están inscriptos los nombres de aquellos pampeanos que fueran asesinados y desaparecidos por el terrorismo de Estado. Hoy estamos rindiéndoles el homenaje que se merecen a todos aquellos que enfrentaron las dictaduras y lucharon por una sociedad más justa, libre y digna.

El proyecto nacional y popular en marcha desde 2003, que hoy conduce la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández, es la mejor garantía para proseguir el camino de memoria, verdad, y justicia; a la vez que construir una Patria para todos.

Por la Memoria, la Verdad, y la Justicia; por una Patria Justa, Libre y Soberana, decimos: ¡30 mil compañeros detenidos desaparecidos…! ¡PRESENTES! ¡Ahora, y siempre!.

JP de los ‘70; Frente Transversal  Nacional y Popular; Descamisados; Kolina; Movimiento Evita; La Cámpora; Peronismo Kirchnerista; La Güemes; Carta Abierta - La Pampa; Peronismo Militante; CANPO; Mujeres K

Actividades 24 de marzo de 2012

Aproximaciones a la historia y la literatura


Muchas veces hemos tratado en el programa El Estado de las Cosas (miércoles a las 22 hs., por www.fmsonar.com.ar) la forma en que se aborda la problemática histórica, y lo hicimos teniendo en cuenta el contexto en que se desarrolla y los modos en que deviene como suceso. En consecuencia, será cruzada y contaminada por la ideología, el poder y la cultura. Lo que queda claro es que se debe considerar a la misma ―a la historia― como una de las tantas prácticas discursivas que posee la comunidad para contarse, para memoriarse; es decir, el relato constituye un país, una patria. Ese relato manifiesta lo que ya ha sucedido, por eso tiene anclajes en el pasado, pero, a su vez, hay revisiones constantes que interpretan, dan sentido y resignifican una idea de nación, de conjunto sociocultural y político.

Walter Benjamin señalaba que el pasado tiene un secreto de redención, una chispa que aguarda el momento para encenderse, pero hay que saber escucharlo y estar dispuesto a hacerlo. Se manifiesta como tiempo-ahora, entonces al pasar el cepillo a contrapelo de lo instaurado se asume en esa lectura de la historia el compromiso de darle y ser parte de la voz de quienes han sido oprimidos y excluidos del relato ejemplar.

Bajo esta figura, podríamos pensar los vínculos entre los diferentes maneras de historiar, de dejar sentado lo que ha acontecido en un territorio. En ese sentido, es válido reponer una perspectiva que asimila la historia a la literatura, más todavía respecto al terrorismo de Estado en Argentina. Hayden White sostiene que "las mejores representaciones del genocidio están en las obras de arte, incluso en el periodismo".

En nuestra provincia esta concepción puede servirnos para destacar algunas particularidades que se han dado en determinado bloque histórico. Por ejemplo, los efectos que ha tenido la última dictadura sobre la producción de los artistas y los intelectuales pampeanos. A los horrores de la dictadura (más allá de la pasión de lo real) la fuimos conociendo a través de textos literarios y periodísticos, a través de canciones. Es posible citar como hitos que refractan esta hipótesis los libros que Edgar Morisoli no pudo publicar durante el gobierno de facto y que recogió bajo el título de Obra Callada una vez recuperada la democracia; también el trabajo Penumbra de la paloma, de Teresa Pérez, algunos textos de Guillermo Herzel o Juan Carlos Pumilla. Y entre las canciones se destaca "La plaza de la historia y el dolor", de Alfredo Gesualdi e interpretado por el dúo Las voces del pueblo. Al respecto Ana María Romaniuk dice que "en la canción se reconstruye, reflejan y articulan aspectos emblemáticos en relación a la memoria local, como los vestigios culturales de presencia aborigen o de la historia gringa compartida, con otras vinculadas a lo nacional, como la referencia a la dictadura militar y los 30.000 desaparecidos."

Como es sabido, toda memoria es selectiva, pero la obra de arte permite problematizar la memoria. Los temas "Canción al canto de mi tierra", de Alpatacal, "El desaparecido", de Miguel de la Cruz y Raúl Fernández Olivi, o "Madres", de Rey Momo, implican esa instancia donde una obra de arte problematiza a la memoria, a la historia oficial, y permite otra interpretación de la realidad; la que sustituye a la que fue impuesta por el vencedor, o sea, el sector dominante que ejerce la hegemonía política.

Y en cuanto al ensayo histórico ―un género que necesita hacerse de fuentes y de archivos―, también tendrá su parte en nuestra provincia, son un ejemplo los artículos de Daniel Bilbao, Marcelino Acosta y Laura Rodríguez Kessy premiados en el Certamen Vivir en Democracia con Justicia Social (La dictadura militar y su incidencia en La Pampa), también es destacable la labor de exhumación que han realizado Nilda Redondo con una serie de publicaciones ineludibles (sobre Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Haroldo Conti), Oscar Gatica y su investigación sobre Lucía Tartaglia (Lucía: una historia de militancia y alegría), y el más reciente, Tiempos de liberación, o Norberto Asquini Norberto y sus Crónicas del fuego, y la obra en coautoría con Juan Carlos Pumilla, El informe 14. La represión ilegal en La Pampa, 1975-1983. También, habría que considerar el programa de televisión, en formato de documental, "Pasado Urgente", producido por los periodistas Luciano Peralta y Norberto Asquini.

Todo proceso en el que participa la comunidad existe y se sostiene un discurso social, un discurso que expresa la multiplicidad de voces pero que, también, se encuentra bajo el influjo de un canon impuesto (ideologemas), legitimado por determinados interlocutores. Sin embargo "los sujetos, a través de la cultura, no sólo comprenden, conocen y reproducen el sistema social, también elaboran alternativas, es decir, buscan su transformación. Todo lo que ha sido estudiado como utopía, como prospectiva, en los trabajos sobre la cultura, ―nos dice García Canclini― acude a esta dimensión transformadora."
Y estos textos y autores que hemos nombrado ―reconociendo, a su vez, que es incompleta la lista―, tienen ese objetivo, problematizar la realidad, la memoria, y emplean como herramienta el arte, la crónica, el ensayo. Esa impronta tiene una vocación transformadora, pues es parte de la acción, del debate, de la historia.

Por último, no olvidemos que, como destaca Alain Badiou, "el siglo XX ha sido juzgado y condenado: siglo del terror totalitario, de las ideologías utópicas y criminales […] de los genocidios […] de la abstracción como sustituto del realismo democrático"; y para contarnos sobre esas transformaciones, esa historia que se asimila a la literatura, este filósofo francés "utiliza poemas, fragmentos filosóficos, obras teatrales. Todo un material a través del cual el siglo ―el siglo XX, obviamente― declara en pensamientos su vida, su drama, sus creaciones, su pasión". [SDM]