jueves, 27 de octubre de 2011

Néstor, el presidente militante


Movimiento Evita – La Pampa

Con la desintegración de la URSS y la caída del muro de Berlín el contrapeso del capitalismo se fue desvaneciendo. De inmediato el pensamiento único inició su contraofensiva para imponer el fin de las ideologías. Francis Fukuyama le puso letra al panfleto que determinaba que los metarrelatos ya no tenían razón de ser. Tampoco contaba para estos factores de poder hegemónico la dirigencia y la militancia que no conciliaban con el discurso de las políticas neoliberales, por lo tanto había que sojuzgarlos. Y esta fase no sólo pretendía dominar a los estados a través de la economía concentrada, sino que la estrategia se desplegó a todos los campos de acción y reflexión humana. Pero con el tiempo a todo dispositivo de poder le surge un contrapoder, y se empiezan a construir alternativas y opciones que enfrentan a los opresores de los pueblos. En ese sentido Latinoamérica, que había padecido el rigor de los genocidas de la dictadura y fue el terreno de experimentación de las recetas del FMI y el Banco Mundial, engendró sus anticuerpos, y especialmente nuestro país, después del fracaso de los gobiernos menemistas y de la Alianza.

Durante el proceso neoliberal la política fue alejándose de los ciudadanos; y cuando las mayorías no se sintieron representadas por la dirigencia tanto las organizaciones sociales como nuestros "indignados" ganaron la calle, iniciaron la resistencia, a pesar de la violencia de los aparatos represivos del Estado.
"Que se vayan todos" fue la consigna popular que emergió en diciembre de 2001, cuando 30 argentinos fueron masacrados por la policía. Ya la lista de asesinados en democracia indignaba, y más exasperaba el nivel de pobreza, desocupación y excluidos que había en el país.

Un hombre venido del profundo Sur supo interpretar la realidad, supo comprender las necesidades urgentes de muchos argentinos y argentinas. En su juramento como presidente de la Nación Néstor Kirchner había advertido que no dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada. Y cumplió, lo hizo a rajatablas, respaldado por las grandes mayorías, trocó esa popularidad tocando intereses y se granjeó el odio de los mismos de siempre, el odio de las familias "adueñadas del país". Así fue también con Perón, con Evita y con cada referente del campo popular. Los poderes fácticos ―y especialmente el monopolio del grupo Clarín―, lo convirtieron a Néstor en el nuevo monstruo que debían derrotar.

Ese hombre, que era como nosotros, pero con responsabilidades, como lo supo decir, al igual que nuestra reelecta presidenta Cristina, sabía que no podía ceder frente a la impunidad de los grupos de poder, sabía que tenía que modificar tanto la correlación de fuerza como la estructura económica y política del país para que el Proyecto Nacional y Popular se sostuviera en el tiempo, se consolidara y proyectara al futuro, para incluir a todos y todas las compatriotas.
Enumerar cada una de las medidas y decisiones que lo tuvieron como partícipe es refractar su compromiso y su voluntad para transformar la Argentina.

Néstor reivindicó el sentido de la política, la colocó otra vez en el centro de la escena, en el lugar que nunca debió abandonar. Y con sus actos refrendó que la legitimidad se logra en las urnas, y que a los representantes del pueblo los sustenta el voto popular. Néstor impuso, a través de su práctica, que la política es la que decide los destinos del país.

Néstor fue vilipendiado por los multimedios que tienen inversiones económicas, empresariales y, además, las manos manchadas de sangre con los negocios que hicieron junto a los dictadores. A pesar de todo Néstor no cedió un tranco en sus objetivos, es más, no sólo se destacó por la decisión de situar a la política sobre todo interés sectorial, convirtiéndola en la herramienta de transformación del país, sino que su concepción estratégica incorporó en la agenda el fortalecimiento de políticas conjuntas con los países latinoamericanos. Aquellas relaciones que habían sido proyectadas por nuestros próceres y reflotadas por Perón bajo la concepción de la Patria Grande, de unidos o dominados.

Néstor, como todo líder, entregó hasta su último aliento para que el proyecto que encarnaba no sucumbiera, para que no fuera vencido por las fuerzas antipopulares, por los viejos adversarios sectarios del pueblo. Néstor le devolvió con su ejemplo la dignidad a una Argentina devastada por el neoliberalismo. Néstor le insufló a la política su personalidad de lucha, porque ese es el lugar donde se dirimen los intereses de la Patria. Néstor sabía que la única forma de zanjar las abismales diferencias económicas en nuestro pueblo era a través de una nueva redistribución de la riqueza. Y ante eso se opusieron los privilegiados con apellidos patricios.

Néstor nos dio una razón para continuar reconstruyendo el país, como también nos las dieron San Martín, Bolívar, Artigas, Perón, Evita, la resistencia peronista, los desaparecidos. Néstor nos habla junto a Cristina, y sabemos que la política no es neutral, nuestra presidenta lo ha dicho claramente: "no soy neutral". Néstor nos recordó que todo pueblo debe defender sus ideales, debe dar lo mejor de sí para que se realice cada hombre, para que la idea de Patria sea una premisa que nos enorgullezca. Néstor dejó jirones de su vida en cada militante, en cada fábrica, en cada discurso, como nuestra compañera Evita. Néstor, el presidente militante, nos reconcilió con nosotros mismos, nos hermanó, nos devolvió la ideología, y la militancia recuperó la alta premisa: soberanía política, independencia económica y justicia social. Por eso Néstor está con cada uno de nosotros, está en la historia y debemos llevarlo, tal cual lo hicimos con Cristina el pasado 23 de octubre, como bandera a la victoria.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Un año sin Néstor


El 27 de octubre se cumple el primer aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner, el hombre que a partir del 25 de mayo de 2003, desde la Presidencia de la Nación inició una nueva época en Argentina.

Néstor Kirchner le puso fin al neoliberalismo que durante más de treinta años destruyó la economía nacional y desmembró a la sociedad argentina. Desde la Presidencia  instaló a la política en el centro de la escena nacional, y subordinó los poderes corporativos al interés general. Demostró con sus decisiones de gobierno que era posible cambiar una estructura social injusta, orientando sus realizaciones a la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Mostró a los jóvenes que la política era una actividad digna, desde donde se podía disciplinar a los poderosos, y tener utopías de construir una sociedad mejor para todos.

Sus políticas beneficiaron a las mayorías populares y también a las minorías discriminadas. Los jubilados, los trabajadores, las mujeres y los jóvenes argentinos vieron en él al Presidente que pensó en ellos y amplió sus derechos. Los viejos militantes sentimos a Néstor Kirchner como un compañero de lucha y de ideales, las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo lo sienten como a un hijo propio. El proyecto político nacional, popular y latinoamericano iniciado en 2003, hoy conducido por Cristina, fue ratificado rotundamente el pasado domingo 23 de octubre con cifras históricas.

Néstor Kirchner fue un líder político excepcional, y un patriota que vivió nuestro tiempo. El hombre que cambió la historia en el siglo XXI, defendiendo los intereses nacionales y populares, y enarbolando la bandera de la Patria Grande Latinoamericana. Esa es la dimensión de su figura, y la que seguirá proyectándose en el futuro. Por todo eso y mucho más, Néstor sigue vivo en la memoria de su pueblo. Convocamos a todos los peronistas a honrarlo con una tarea militante que respalde a Cristina, y defienda el proyecto nacional y popular en marcha.


Firman: Luis Giles (7.364.678). Oscar Gatica (12.608.313). Liliana Lazo (11.137.379) Mario Folmer (5.267.468) Amalia Deponza (4.611322). Alfredo Grandón (8.010.823). Jorge Fontán (5.059.896). Rosa Mabel Lazo (11.866.215). Raúl Peralta (10.614.656) Siguen firmas

JP de los 70

Peronismo y Comunicación


por Marcelo Fernández Portillo - Revista Apuntes N° 5 (La Pampa)

Continuamos interpelando al peronismo desde distintas tópicas. En el escrito anterior publicado en el Nº 1 de nuestra revista lo hacíamos con el concepto de “República”. En este caso lo someteremos al de “Comunicación”.

En primer lugar, habría que definir de qué se habla cuando se habla de comunicación; si se la aborda desde una perspectiva técnica, se podría concluir que si los gobiernos peronistas han tenido y tienen problemas en la materia, estos serían consecuencia de la falta de instrumentos adecuados e intérpretes idóneos: medios propagandísticos rústicos, comunicadores torpes y mensajes ramplones, confusos o agresivos (o todo a la vez).
Ese no es nuestro enfoque, no es ese el lugar desde donde interpelaremos al peronismo. Desde nuestra perspectiva el problema de la comunicación es mucho más complejo y profundo, y se entiende si se integra el factor comunicacional dentro del problema cultural y no como ítem aislado.
  

Primer y Segundo gobierno peronista:

Si partimos de la trama cultural podremos entrever que esta deficiencia es histórica en el peronismo. La “Gran Década” (en rigor de verdad, fueron 12 años desde la revolución juniana del ‘43 hasta la restauración oligárquica del ‘55) fue testigo de un formidable impulso modernizador y soberano que sacudió a la anquilosada estructura agro-exportadora conservadora. La alianza de los sectores industrialistas del ejército con la clase trabajadora amenazó por primera vez los cimientos del poder de la clase terrateniente aliada al imperio británico, primero, y al norteamericano después. Irrumpieron los derechos de los trabajadores y las conquistas sociales.

El gobierno de Perón provocó una fuerte transferencia de riquezas concentradas en el sector del capital hacia el sector del trabajo. El tan mentado “51 % y 49 %” (con la concomitante dignificación del trabajo) a favor de las clases asalariadas es una de las razones más contundentes del odio al peronismo de parte de los poderosos. Este proceso estaba claramente encabezado por la cada vez más vigorosa clase obrera industrial, que irrumpe en la escena política argentina definitivamente en las Jornadas de Octubre. Pero el mundo del trabajo no era ayer, como no lo es hoy, únicamente el proletariado industrial, sino los amplios sectores medios que básicamente se asentaban, y se asientan, en el sector de servicios, constituyendo una gran masa asalariada, que como tal, pertenece concreta y efectivamente, al mundo del trabajo y no al del capital. En tal sentido, los sectores medios fueron, directamente, beneficiarios de ese “nuevo país” que surgió en la década del ‘40. En modo alguno las políticas del peronismo atentaron contra sus intereses, sino más bien, todo lo contrario: un país con una estructura económica diversificada, con crecimiento industrial, investigación científica aplicada y desarrollo tecnológico, no hacía más que ensanchar el horizonte de expectativas de los amplios sectores medios, que eran los que se preparaban en las universidades para el ejercicio de profesiones que no tendrían mayor destino en la vieja Argentina pastoril.

Y aquí puede situarse la raíz del problema. Lacan sostenía que “el hombre es el ser que se piensa donde no es, y es donde no se piensa”. Esta sentencia es perfectamente aplicable a la pequeña burguesía urbana de nuestro país: ella, en su imaginario, se piensa en un lugar que no es el propio. En su aspiracional se ve más cerca del mundo del capital, es su modelo. Pero su realidad material indica otra cosa, indica que ella es parte indiscernible del mundo del trabajo; o sea, ella es donde no se piensa, más cerca de aquellos a los que desprecia y teme por ignorancia.

Las clases medias no tienen destino individual; ni siquiera el ejercicio liberal de las profesiones que eligen puede garantizarles el pase al exclusivo “mundo de los elegidos”. En su mayoría, terminan constituyendo el triste ejército de “cagatintas” de todo pelaje, deambulando por oscuros despachos, estudios o pasillos de hospital.

¿Qué pasa entonces cuando la política concreta de un gobierno favorece claramente a un sector y ese sector igualmente le es hostil? Pasa que ese gobierno no ha mensurado en su cabal medida el problema de la “colonización mental”, y sus efectos ideológicos, que sufrieron desde sus orígenes estos sectores, vulnerables a la influencia de los intereses de las corporaciones, justamente por tener acceso permanente a los medios que los difunden, influencia de la que quedaban exentos los sectores más postergados por la misma razón de que no tenían acceso a ellos.

El aparato de dominación cultural de las clase media de entonces estaba encarnado en los medios de prensa y la universidad, instancias a las que dicha clase tenía acceso. En el caso de los medios de prensa, si bien en la década del ‘40 no se puede hablar de multimedios, sí se puede señalar que los diarios de la época eran aquellos fundados por las familias patricias, luego devenidas sin más en oligárquicas. La Prensa de Gainza Paz y La Nación de los Mitre. A estos se sumaban Crítica de Botana y el novísimo, por entonces, Clarín de Noble. Todos machacaban, de un modo u otro, en contra de la “tiranía”.

Con la universidad ocurría otro tanto. Ella era refugio de un tipo particular de joven: formado, muchas veces embebido en las teorías políticas y sociológicas más avanzadas del momento, pero con una miopía absoluta para descifrar el carácter particular de las coordenadas argentinas: ese personaje fue bautizado por Jauretche como “el fubista” (en alusíón a la Federación Universitaria de Buenos Aires). En espejo, los institutos de formación militar generaban, justamente, la imagen especular del aquel “fubista”. Desde allí se impartía una formación pretendidamente nacional, conservadora,  defensora  de las supuestas tradiciones patrias, con acento en el sonsonete de Dios, Patria, Hogar o sus variantes de Dios, Familia, Propiedad, etc.

Ambas instituciones, la Universidad y el Colegio Militar acogían a los hijos de la pequeña burguesía urbana en sus dos variantes: la supuesta progresista de los estudios civiles y la supuesta nacionalista de los estudios militares. Ambas coincidían en su odio al gobierno popular del General Perón. Nótese que entre la oficialidad militar no existieron ni existen apellidos patricios, sino que todos son de origen inmigrante. La alianza simbólica entre la oligarquía vernácula y los sectores militares se dio a través de los casamientos: en efecto, era común que las jóvenes hijas de la oligarquía fueran entregadas en matrimonio a los rústicos (pero serviles) oficiales plebeyos.

Reforzando esta descripción, es importante recordar que orgánicamente la Universidad fue un baluarte del rechazo al movimiento nacional, y que en el caso de las fuerzas armadas sólo un sector minoritario apoyó decididamente al gobierno popular, mientras que otra minoría, la reaccionaria que nucleaba tanto a sectores del llamado nacionalismo católico como del liberalismo vernáculo (representados en el golpe por Leonardi y Rojas, respectivamente), quedaba a la espera del tiempo de la restauración oligárquica. En el medio de ambas minorías, quedaba el grueso de esa oficialidad que en un primer momento se alineó, sin convicción y sólo por inercia profesional, al gobierno peronista para luego apoyar sin más el golpe fusilador del ‘55.[1]

En aquel entonces, no bastó con la prédica clara y profunda de don Arturo Jauretche, el gobierno de nuestro General fue bastante impiadoso con nuestros propios intelectuales, aquellos que estaban llamados a combatir en el frente de las ideas. Los dejó solos. De hecho, la reivindicación de figuras tales como Scalabrini Ortiz, Leopoldo Marechal, el propio Jauretche, John W. Cooke, y más tarde, Hernández Arregui, no fueron rescatadas desde el peronismo, sino desde las corrientes revisionistas de la izquierda nacional. Este es un hecho irrefutable.

El peronismo histórico fue un cuerpo formidable, con buena contextura muscular; con la que asestó golpes que dolieron, y mucho, pero que no alcanzaron a derrumbar al contrincante, solo lo dejaron maltrecho por un tiempo. ¿Qué pasó?, pasó que faltó cabeza, y un cuerpo sin cabeza, un cuerpo portentoso pero de cabeza chica, finalmente, es derrotado, porque en algún momento el músculo se agota.

Si el gobierno peronista adoptaba una medida revolucionaria, con la que se adquiría un fabuloso caudal de soberanía, tal como fue la nacionalización de los ferrocarriles, pero a la par los rebautizaba con nombres extraídos del procerato oligárquico (Sarmiento, Roca, Mitre), entonces significa que el cuerpo está separado de la cabeza; que se toman medidas objetivas correctas, y hasta revolucionarias, pero no se las puede inscribir subjetivamente en el proceso histórico que debería enmarcarlas y las dotaría de esa fuerza intangible que solo es otorgada por la conciencia histórica.

No se puede comunicar eficazmente aquello acerca de lo cual se desconoce su sentido más profundo. No hay técnica ni profesional que pueda sostener ese vacío. En el mejor de los casos, lo hará por un plazo módico y perentorio.

Como decía el antropólogo Blas Alberti, don Arturo Jauretche no debió ser el ministro de educación del gobierno peronista: debió ser Zar de la educación argentina. Sin embargo, nuestro gobierno lo relegó a una oscura posición técnica en el Banco Provincia. Otra vez, el cuerpo despegado de la cabeza. En cambio, en las esferas gubernamentales de entonces pululaban, como propagandistas y difusores de la acción de gobierno, aduladores oficialistas como Apold y Mendé (ante los cuales, D’Elía y Moreno son delicadas figuras renacentistas).

Otro tanto ocurrió en la Universidad, usina del cipayismo pequeño burgués desde siempre, y al que nuestro gobierno, torpemente, sólo supo imponerle el reaccionarismo cerril de los nacionalistas católicos (tan cipayos, finalmente, como su contracara demo-liberal). Por un lado, los jovencitos que aspiraban a ser abogados o contadores de las grandes corporaciones, y por el otro, los funcionarios cavernícolas con hacha de sílex. Saquemos nuestras propias conclusiones.

Queda claro que el gobierno de Perón fue derrocado por sus logros, no por sus defectos. Pero que ello haya sido posible, es decir, que un gobierno popular apoyado por la robusta y numerosa clase trabajadora haya podido caer a manos de un grupo de militares facinerosos que contaron con el apoyo de amplios sectores medios se explica en gran parte porque el peronismo no pudo o no supo dar la batalla cultural, una de cuyas patas, la comunicación, fue absolutamente deficitaria.


La era kirchnerista

Desde el 2003 a la fecha hemos asistido a un promisorio proceso, a partir del cual queda claramente explicitada la confrontación de dos modelos: el inclusivo, apoyado en el mercado interno, los sectores del trabajo y la producción; y el exclusivo, sostenido por el poder financiero internacional y el poder económico transnacional concentrado. De nuevo, como en el ‘45, quedan expuestas las contradicciones de un gobierno de estas características, movimientista, policlasista; ambigüedades acerca de las cuales los militantes del movimiento nacional estamos advertidos: sabemos de las marchas y contramarchas, de los avances y de las agachadas circunstanciales. El purismo nos place  dejarlo a los estudiantes de Filosofía y Letras, para que sigan construyendo su “proletariado ideal”, “su revolución ideal”; nosotros nos quedamos con el obrero de carne y hueso y con la revolución peronista.

Sabemos que hay militantes honestos y capaces ejerciendo la función pública, como sabemos que hay “amigos del poder” que cuentan con la anuencia de parte del actual gobierno para hacer “buenos negocios”: los hubo también en la década del ‘40, como señala el historiador Norberto Galasso, encarnados en las figuras de Silvio Tricerri y Jorge Antonio (por citar algunos), los “Cristóbal López” de entonces (por citar a uno, ya que no el único, de los buenos hacedores de negocios cercanos a nuestros gobernantes).

De sesenta años a esta parte, los mecanismos de control ideológico, más allá de  que se han diversificado, y a pesar de la variedad de recursos, asumen las más de las veces la misma cara torpe y brutal que en aquellos tiempos. Tomemos como ejemplo al “multimedio” que nos asola: ninguna sutileza, todo vil. Lisa y llanamente. Tiene poder y tiene llegada, aunque cada vez más menguada y más cuestionada.

Las jornadas “ruralistas” del 2008 en la Capital Federal, con motivo del debate por la resolución 125, de no ser por su trasfondo trágico, tendrían una vis cómica insoslayable: un sinnúmero de imbéciles que no tienen ni tierra en sus apretados balcones barriales, repitiendo el sonsonete que las corporaciones rurales y el “multimedio” ponen en sus torpes cabezas (como diría el cantautor Jorge Marziali) y que ellos repiten desde sus bocas mustias.

Otra vez un panorama similar: de un lado, el país real, el de la “realidad efectiva” que pregona nuestra marcha, un país que recuperó todos los indicadores económicos que cualquier país serio considera, que navegó con éxito sobre una crisis internacional mayor aún que aquella del ‘30 y que se está llevando puestos a algunos de los “modelitos” que nos enrostraban hasta el hartazgo ayer nomás: Irlanda, Islandia y España (no cito el derrumbe de Grecia, porque nunca adquirió el status de “modelo”, pero también vale señalar su caída en desgracia, que desnuda la felonía de naciones como Alemania y Francia), para no hablar del descalabro norteamericano.

Un país en donde reapareció algo que nos era asiduamente esquivo: el consumo, ese de los grandes sectores populares, conformados por aquellos que por fin pueden garantizarle una dieta apropiada a sus hijos (aún reconociendo todo lo que resta por hacer en la materia) y por aquellos otros que invaden todos los destinos turísticos y consumen toda la tecnología disponible en el mercado, dejando a su paso “tierra arrasada”.

Y por el otro, el país de la ficción multimediática que trata de ser impuesto a parte de esos sectores medios acomodados, nuevamente beneficiados por la política efectiva del gobierno de los “negros de mierda” y del “clientelismo”.

Pero algo comenzó a cambiar, paulatinamente. La penosa e inesperada muerte de Néstor puso en superficie a una inmensa cantidad de familias, con una mayoritaria presencia de juventud movilizada, que salió a mostrar su dolor a la vez que a sostener la continuidad del modelo. Un alto componente de clase media urbana integra este colectivo, dando muestra de que al fin el mensaje está llegando. La realidad material comienza a ser representada por los conceptos apropiados, quedando expuesta toda la decrepitud de los multimedios que intentaron soezmente imponer una realidad inexistente, plagada de miedo y de amenazas.

Estos amplios sectores medios, que en un principio miraron con cierta desconfianza a este gobierno, se han visto netamente favorecidos por medidas tales como la Ley de Medios, la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Intérprete, la coherencia en la política de Derechos Humanos, pero por sobre todo, por el profundo clima de libertad de expresión que se alienta desde el propio gobierno y que nadie en sus cabales puede negar.

El actual gobierno ha ido corrigiendo sobre la marcha algunas torpezas en materia comunicativa, sobre todo a partir del affaire “Resolución 125”, ajustando el discurso, haciéndolo más abarcador para no hacer sentir al que eventualmente no acuerda con algún movimiento del gobierno como si fuera casi un traidor a la patria; midiendo réplicas, afinando las piezas publicitarias. A lo que se suma fenómenos de la comunicación como el programa televisivo “6-7-8” (al margen de las críticas que se le pueden hacer) y la aparición de un diario como Tiempo Argentino, por citar sólo alguno de los más conocidos, pero no los únicos.

No obstante ello, existe un núcleo duro en las capas medias acomodadas que sigue siendo refractario a toda política nacional, sirviendo de “base popular” a los sectores políticos más reaccionarios, lo que no huelga para que se beneficien con gran parte de las medidas gubernamentales, pero ideológicamente están formados en la matriz más conservadora: aquella que detesta al humilde, la que aborrece los derechos humanos y toda política que tienda a ensanchar los derechos civiles. Esta “roca viva” del reaccionarismo será inmune a todo mensaje contemporizador, integrador. Les va bien, pero saben que también les iría bien con otras políticas. Que harían buenos negocios financieros en un marco de desregulación estatal, sin controles y a costa de la destrucción de nuestro mercado interno y del tejido social. No les importa, es más, lo prefieren así: no al Estado administrador de justicia social, y de paso, no a la “pestilente” política de derechos humanos que implementa esta caterva de montoneros.

Profundización del modelo y formación de cuadros para consolidar a la Argentina soberana, dueña de su destino. El combate no se da sólo a partir de las medidas concretas, sino en el campo de las ideas. Debate y Comunicación. Circulación de contenidos. Socialización de los resultados.
 


[1] Párrafo aparte merece la suboficialidad de las tres armas, conformada mayormente por hombres de provincia, de origen criollo, la que habiendo sido históricamente discriminada por la oficialidad, encontró en el peronismo su reivindicación, mejorando notablemente sus condiciones profesionales y su nivel de vida. En su seno el apoyo al gobierno popular fue mayoritario.

sábado, 1 de octubre de 2011

Peronismo y kirchnerismo: semejanzas y diferencias

"El kirchnerirsmo será peronista o no será"

por Oscar Gatica

El subtítulo viene a cuento de una definición que pusiera en su facebook María Luz Alonso, candidata a diputada nacional propuesta por Cristina Fernández para las elecciones primarias del 14 de agosto próximo. Postulación a la que adhirió el Congreso Extraordinario del Partido Justicialista de La Pampa el pasado sábado 16 de julio de 2011 en Eduardo Castex.

Alonso afirma: "El peronismo será kirchnerista o no será". Remedo de la frase de Evita cuando sentenció: "El peronismo será revolucionario o no será nada". Lo bueno es que la expresión actúa como disparador de un debate que nos debemos al interior del Movimiento Peronista (semejanzas y diferencias entre peronismo y kirchnerismo) que podría sintetizarse en algunos puntos a considerar. 1. Las realizaciones peronistas 1946/1955. 2. Perón: realizaciones 1973/1974. 3. El legado de Perón: el Proyecto Nacional. 4. Las realizaciones de Kirchner: 2003/2007. 5. Las realizaciones de Cristina: 2007/2011. 6. El proyecto en marcha. Las realizaciones que nos debemos. Conclusiones y aportes.

Retomando la definición de Evita aseveramos que el peronismo fue una revolución social para millones de argentinos, y es parte de la memoria histórica de nuestro pueblo. Para reafirmar este aserto deberíamos convenir que una revolución es aquella que realiza profundos cambios económicos sociales que modifican la vida de una sociedad determinada, a favor de los desposeídos brindándoles mayores grados de libertad, derechos y justicia social. 


1. Las realizaciones peronistas 1946/1955

Perón comenzó su actividad política en 1943 en distintos cargos de gobierno (Secretario de Trabajo y Previsión, Ministro de Guerra, y Vicepresidente), y fue desde la primera función que emprendió una política social reivindicativa dirigida a los trabajadores. A ese Perón, el pueblo humilde y trabajador salió a reclamar por su libertad aquel 17 de octubre de 1945. Y un año después, lo hizo Presidente de la Nación.

A partir del peronismo la clase trabajadora emergió y se consolidó como protagonista en la vida política y social del país.

Perón comenzó su revolución social desde el poder del Estado, levantando las banderas de la Justicia Social, la Independencia Económica, y la Soberanía Política. Convirtió tales principios en hechos concretos. Fue así que hizo realidad el Estatuto del Peón que dignificó al trabajador rural, hasta entonces sometido a las condiciones que le imponía su patrón. Transformó y fortaleció la institución gremial de los trabajadores de todas las actividades, estableciendo el salario mínimo, vital y móvil, las convenciones colectivas de trabajo, el pago del aguinaldo, las vacaciones anuales pagas, etc. Los trabajadores accedieron a las colonias de vacaciones de sus gremios en Mar del Plata y Córdoba, sitios por entonces exclusivos de la oligarquía. Generó planes de viviendas en todo el país destinados a los más necesitados. Estableció créditos desde el Banco Hipotecario Nacional que permitieron a miles de familias construirse la casa propia. Creó Escuelas Hogares en toda la geografía nacional, donde accedieron a la educación, alimentación, salud, y al esparcimiento los niños de las familias más carenciadas. Construyó Escuelas en distintos puntos del país garantizando que la Educación Pública fuese un derecho efectivamente accesible a todos. Estimuló la industria nacional sustitutiva de importaciones, generando además miles de puestos de trabajo digno, con una legislación social acorde a los derechos de los trabajadores. Fundó Escuelas Industriales donde se formaron técnicamente muchos jóvenes hijos de trabajadores, y así tuvieron un oficio con mano de obra calificada, que aportó a su salida laboral y al desarrollo industrial en marcha. Construyó Hospitales Públicos para que la salud fuese un derecho de todos, y no sólo de los que podían pagar para acceder a una atención privada. Proyectó y ejecutó grandes obras de centrales hidroeléctricas y termoeléctricas orientadas a la provisión energética para la industria y los usuarios particulares. Impulsó la industria automotriz, aeronáutica y naviera, con esta última pudimos tener una flota mercante propia. Creó el IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio) para combatir los monopolios privados, controlar el comercio exterior y promover el desarrollo interno. Puso bajo su órbita a la Junta Nacional de Granos que compraba a precio sostén la producción cerealera. Propició la integración regional firmando tratados de complementación económica, como por ejemplo el Pacto ABC (Argentina, Brasil y Chile) como bloque del Sur de América. No firmó ningún préstamo con el Fondo Monetario Internacional, ese “engendro putativo del imperialismo”, en palabras de Perón. Ejerció una política internacional independiente, respetando el principio de autodeterminación de los pueblos. Se aprobó la reforma de la Constitución Nacional de 1949 constituyendo un verdadero proyecto nacional, popular y transformador. Entre otros varios logros que reafirmaron los principios de la Patria justa, libre y soberana.

El rol que cumplió Evita en esta revolución fue fundamental, siendo la compañera de lucha del Coronel Perón desde el año 1944 cuando sucedió el terremoto de San Juan. Participó activamente en la movilización del 17 de octubre de 1945, y estuvo junto a él hasta su muerte el 26 de julio de 1952. A su impulso fue ley el voto femenino en 1951, la primera vez que la mujer pudo votar (y ser elegida) en la República Argentina, ensanchando la base democrática. Con la Fundación Eva Perón (8/6/48) realizó una importantísima obra social destinada a los que todavía no habían sido incluidos por la revolución peronista. Como recordó el General: "Mientras construíamos el hogar para todos, ella daba cobijo a los que todavía no podían ingresar". Trabajó incansablemente por los más desposeídos y marginados: los ancianos, los obreros, las mujeres, y los niños. Evita fue el corazón y el alma de la revolución.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que en Argentina hubo un antes y un después de Perón y Evita para los trabajadores y los más humildes. No es una exageración afirmar que los días más felices de nuestro pueblo fueron peronistas.


2. Perón: realizaciones 1973/1974

Este período de gobierno del General Perón fue muy breve; del 12 de octubre de 1973, cuando asumió su tercer período como Presidente de los argentinos, hasta su fallecimiento, nueve meses después, el 1º de julio de 1974.

Un tiempo difícil en que veníamos de la larga proscripción del peronismo (1955/1973) que llevó al país a una lucha violenta que desembocó en las elecciones del 11 de marzo de 1973 en que triunfó el peronismo, liderando el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) que llevó al gobierno a Cámpora y Solano Lima. El 13 de abril el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) de orientación marxista, había declarado que: "Respetuosos de esa voluntad (popular) no atacará al nuevo gobierno, mientras éste no ataque al pueblo ni a la guerrilla. […] Nuestra organización seguirá combatiendo militarmente a las empresas y a las fuerzas armadas contrarrevolucionarias". Cuarenta y nueve días después de asumir (el 25 de mayo de 1973) el 13 de julio de ese año, Cámpora renunciaba para dejarle el camino libre a Perón, en un nuevo acto eleccionario ―sin proscripciones― el 23 de septiembre de ese año.

El proyecto político de Perón era la Reconstrucción y la liberación nacional. Larga y ardua tarea le esperaba. En tanto los EE.UU. volvían sus ojos y sus acciones a Latinoamérica. En junio de 1973, mes en que retornara definitivamente Perón a la Argentina, se producía el autogolpe de Bordaberry en Uruguay, disolviéndose el Poder Legislativo y siendo los militares el poder detrás del trono. Apenas tres meses después, el 11 de septiembre, caía por un golpe militar propiciado por la CIA (Central de Inteligencia Americana) el Presidente de Chile, Salvador Allende. Se cerraba sobre la Argentina el círculo de dictaduras militares. Había que sumar a ello la lucha interna en el Movimiento Peronista, reiniciada sangrientamente por la derecha el 20 de junio de 1973 en Ezeiza.

En ese marco político internacional y en ese clima interno Perón asumió su tercer mandato como Presidente, el 12 de octubre de 1973. Apenas llegó al país nos habló de la Unidad nacional. Actualizó la primera verdad peronista: "Para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino". Y señaló: "A este país lo salvamos entre todos, o no lo salva nadie", etc. Esa fue su prédica unitaria y pacificadora en un tiempo de pasiones enfrentadas en el país y de fuertes intereses internacionales en pugna.

Perón lanzó como instrumento político de su propuesta de Reconstrucción el Pacto Social entre empresarios, trabajadores y Estado. Pacto que fue firmado el 8 de junio de 1973 por la CGE (Confederación General Económica), la CGT (Confederación General del Trabajo) y el Estado nacional.

La violencia política continuó después de Ezeiza con ataques armados de las patotas sindicales a los militantes y locales de la tendencia revolucionaria del peronismo, éstos contestaban con medidas de autodefensa custodiando las Unidades Básicas. Un comando montonero mató a José Ignacio Rucci el 25 de septiembre de 1973, sin asumir la autoría. La Triple A nació al amparo de López Rega en noviembre de 1973 para asesinar a militantes y dirigentes de las organizaciones de izquierda, peronistas y no peronistas. Amenazó de muerte a decenas de personalidades de distintas ramas del arte y otras actividades, imputándolas de izquierdismo. La violencia política dominaba el escenario político. Esta situación favorecía los planes golpistas de las clases dominantes y el imperialismo.

El 12 de junio de 1974, el Presidente Juan Domingo Perón, desde el Salón Blanco de la Casa Rosada, manifestó: "Yo vine al país para lanzar un proceso de liberación nacional y no para consolidar la dependencia […] No hay que olvidar que los enemigos están preocupados por nuestras conquistas, no por nuestros problemas. Ellos se dan cuenta de que hemos nacionalizado los resortes básicos de la economía y que seguiremos en esa tarea sin fobia, pero hasta no dejar ningún engranaje decisivo en manos extranjeras". Habló de "la fiebre de la sucesión, de los que no comprenden que el único sucesor de Perón será el pueblo argentino". Y alertó: "Cuando acepté gobernar lo hice pensando en que podía ser útil al país, aunque ello me implicaba un gran sacrificio personal. Pero si llego a percibir el menor indicio que haga inútil ese sacrificio no titubearé un instante en dejar este lugar a quienes lo puedan llenar con mejores probabilidades”. Así fue como se produjo la movilización espontánea más importante antes de su muerte. El pueblo trabajador convocado por la CGT se concentró en Plaza de Mayo, y desde los balcones de la Casa de Gobierno Perón expresó: “Compañeros: esta concentración popular me da el respaldo y la contestación a cuanto dije esta mañana […] Con este agradecimiento quiero hacer llegar al pueblo de la República nuestro deseo de seguir trabajando para reconstruir nuestro país y liberarlo". Y finalizó diciendo: "Les agradezco profundamente que se hayan llegado hasta esta histórica Plaza de Mayo. Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que para mí es la palabra del pueblo argentino".


3. El legado de Perón: el Proyecto Nacional

El 1º de mayo de 1974, anunció al país en su discurso inaugural ante la Asamblea Legislativa, su plan de gobierno: el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. En ese texto Perón sintetizaba treinta años de experiencia y quería ofrecérselo a todos los argentinos.

Hoy el Proyecto Nacional sigue siendo una guía para la acción, y en cierta medida tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández han tomado la orientación de aquel legado que encarnan las políticas de Estado y varias acciones del gobierno nacional de 2003 a la actualidad. Perón resumía conceptualmente así su proyecto nacional: "Por más coherencia que exhiba un modelo, no será argentino si no se inserta en el camino de la liberación".

Dos meses después, el 1º de julio de 1974, moría el General Perón y un gran dolor y desconcierto político se adueñaba del país. Los golpistas se restregaban las manos y contribuían a acrecentar el clima de violencia y terror para allanar el camino al golpe del 24 de marzo de 1976, que ya tenían planificado.


4. Las realizaciones de Kirchner: 2003/2007

Así como el General Perón encontró en 1973 un país devastado por dieciocho años de "desgobierno", como él decía; Néstor Kirchner ganador de las elecciones del 27 de abril de 2003, tuvo que hacerse cargo de una Nación arrasada por las políticas neoliberales de Rodrigo, Martínez de Hoz y Cavallo (entre los más notorios) que llevaron al país al estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Después de un interregno de varios presidentes que sucedieron a De la Rúa (Puerta, Rodríguez Saá, Camaño, Duhalde) se llamó a elecciones y Néstor Kirchner cosechó un 22% de los votos. Menem obtuvo un 24%, pero finalmente decidió no ir a la segunda vuelta electoral (del 18 de mayo) y Néstor debió asumir debilitado por la estrategia menemista el Gobierno de la Nación, el 25 de mayo de 2003. “Con menos votos que desocupados”, como solía recordar.

Formado política e ideológicamente en el peronismo Kirchner no se amilanó, y supo qué era lo que tenía que hacer. Lo dijo en su discurso de asunción: "No vengo a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada". Él también tuvo que afrontar una tarea de reconstrucción y liberación nacional. Así lo demostró con sus realizaciones.

A partir de la asunción de Néstor Kirchner se conformó una Corte Suprema de Justicia independiente y con alto prestigio académico de sus miembros. Impulsó una política de Derechos Humanos que terminó con las leyes de la impunidad, haciendo realidad la memoria, la verdad y la justicia tantas veces reclamada. Se juzgó y se está juzgando a los genocidas. Se renegoció el canje de la Deuda Externa con una importantísima quita librándonos del Fondo Monetario Internacional y sus intromisiones con recetas económicas recesivas. Impulsó la Unidad de América Latina haciendo caer el ALCA (Alianza para el Libre Comercio de las Américas, instrumento de dominación de los EE.UU.) Fue uno de los fundadores de la UNASUR (Unión de Naciones del Sur) y su primer Secretario General, en la línea de los libertadores como San Martín, Bolívar y Artigas. Impulsó la industria nacional, y cayó la desocupación cuando había alcanzado un pico del 25%. Volvieron las Convenciones Colectivas de Trabajo, para discutir salarios y condiciones de trabajo. Subordinó la economía a las decisiones políticas. Entre otras tantas resoluciones tomadas desde el poder del Estado.

Falleció inesperadamente el 27 de octubre de 2010 y nos dejó una gran enseñanza: el valor de la política como herramienta de transformación. Demostró con sus acciones que era posible enfrentar y disciplinar a los poderes económicos concentrados de las corporaciones desde el poder del Estado. Hizo que los jóvenes volvieran a abrazar la política como el territorio donde se pueden realizar los sueños de libertad, justicia y dignidad para todos.


5. Las realizaciones de Cristina: 2007/2011

Cristina Fernández de Kirchner ganó las elecciones del 28 de octubre de 2007 con el 45,29% de los votos (el doble de los que obtuvo su esposo y compañero) y asumió el 10 de diciembre. Creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, para poner el avance científico y tecnológico al servicio del desarrollo social y productivo del país. Mediante la Resolución Nº 125 (11/3/08) dispuso un nuevo esquema de retenciones móviles para las exportaciones agropecuarias (derechos de exportación), que representaba una suba de entre 7 y 9 puntos para las de la soja y el girasol, y una rebaja de 1 punto para las del trigo y el maíz. Esta decisión generó una dura resistencia de las corporaciones agrarias conducidas por la Mesa de Enlace (Sociedad Rural Argentina ―SRA―, Confederaciones Rurales Argentina ―CRA―, Confederación Intercooperativa Agropecuaria ―CONINAGRO― y Federación Agraria Argentina ―FAA―). Las patronales agropecuarias realizaron paros en la comercialización y cortes de rutas. Fueron acompañados por los votos negativos de la oposición y de diputados y senadores del propio Partido Justicialista que se abroquelaron contra el Gobierno nacional. El debate en ambas Cámaras legislativas desembocó en el voto “No positivo” del Vicepresidente Cobos. Ante este revés en el Senado, la Resolución fue derogada el 18 de julio. Fueron los 129 días más difíciles del gobierno de Cristina, que dividió aguas en la sociedad y en la dirigencia de Argentina. Cristina no cedió a las múltiples presiones y redobló la apuesta profundizando el rumbo. Reestatizó la compañía Aerolíneas Argentinas y la Fábrica de Aviones de Córdoba ―privatizadas en la era menemista―, recuperando soberanía en sectores estratégicos para el Estado nacional. Produjo la estatización los fondos de las AFJP (Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones), recuperando el dinero de millones de argentinos para ponerlos al servicio de políticas sociales. Implementó la Asignación Universal por Hijo para todos los niños menores de 18 años cuyos padres se encuentren desocupados o trabajen en la economía informal con una remuneración que no sea superior al salario mínimo vital y móvil. A partir de mayo de 2011 se extendió a todas las personas por nacer con más de 12 semanas de gestación. Para percibir el beneficio, los padres deberán acreditar haber cumplido el plan de vacunación obligatorio hasta los 4 años de edad y el cumplimiento de la educación obligatoria desde los 5 años de edad y hasta los 18 años. Implementó el Programa Conectar Igualdad, que consiste en la entrega y puesta en funcionamiento de dos millones de netbooks con acceso a internet a todas las escuelas públicas primarias y secundarias del país. Esta iniciativa permite a todos los niños acceder al conocimiento y al uso de las nuevas técnicas informáticas y digitales para su desarrollo educativo, informativo y cultural. Entre el 2006 y 2009 la pobreza en Argentina disminuyó de 21% a 11,3% según datos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). Previo debate en todo el país, impulsó los 21 puntos propiciados por la Coalición por una Radiodifusión Democrática para que se debata en el Congreso y fue aprobada la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, para democratizar los medios audiovisuales (radios y TV), combatiendo la concentración monopólica. Envió al Congreso y se sancionó la Ley de Matrimonio Igualitario, permitiendo legalizar las uniones de hecho que existían entre personas del mismo sexo. Cristina sigue impulsando y profundizando el proyecto político nacional y popular iniciado en 2003 por Néstor. Continúa ampliando derechos para todos y todas. Reitera que quiere construir una Argentina cada día más igualitaria, y en estos últimos días ha manifestado: "Hemos creado las condiciones para la reindustrialización del país" (18/7/11). El sendero está trazado y vamos por más ciudadanía, más igualdad, y más dignidad para todos los argentinos.


6. El proyecto en marcha. Las realizaciones que nos debemos. Conclusiones y aportes.

El proyecto en marcha. Desde 2003 con la Presidencia y conducción política de Néstor Kirchner, y continuado ahora por Cristina Fernández, a decir de muchos compañeros y en conceptos que comparto: "Es lo más parecido al peronismo que hemos vivido, de la muerte de Perón a la fecha". La legitimidad política que supo construir Néstor desde el escaso 22% de votos en 2003 lo llevaron a tener una alta imagen positiva (70%) y una elevada intención de voto a fines de su mandato en 2007. El relevo presidencial de Cristina con el 45,29% de votos en el inicio de su gestión, el haber sorteado la "crisis del campo" en 2008 y la derrota electoral de las legislativas nacionales de junio de 2009, apostando a profundizar el modelo de crecimiento con inclusión social, le dieron el respaldo que ostenta actualmente. Según las últimas encuestas una intención de voto en las presidenciales de octubre de 2011 de más del 40%, quedando muy lejos las opciones opositoras de la derecha, personificadas en Duhalde, Alfonsín, Carrió, Alberto Rodríguez Saá, y demás.

Las realizaciones que nos debemos. En el ámbito legislativo serían, entre otras: Impulsar el Proyecto de ley de Servicios financieros para el desarrollo económico y social, en reemplazo de la Ley de Entidades financieras de la dictadura. El proyecto se funda en dos ejes: 1) la actividad financiera como un servicio público, 2) se concibe a la ley a partir de las necesidades de los usuarios, y no de las entidades financieras. Retomar la idea de Cristina esbozada en 2007 sobre la salud, creando un sistema público nacional gratuito, con aparatología de última generación, con el recurso humano capacitado y actualizado en el conocimiento de nuevas prácticas y avances tecnológicos. Intensificar la lucha contra el narcotráfico, apuntando a desmantelar el crimen organizado de los carteles de la droga en nuestro territorio que, además de desafiar y competir con el poder Estado democrático (como sucede en otros países de Centroamérica), ataca principalmente a nuestros niños y jóvenes destruyendo sus vidas y las de sus familias. Impulsar un desarrollo industrial sustentable que respete el ámbito ecológico, pensando en las generaciones futuras. Desarrollar las economías regionales con el mismo criterio de sustentabilidad, industrializando las materias primas en origen, evitando la despoblación, a la vez que propiciar la integración territorial del país. Avanzar y consolidar la relación económica y comercial de América del Sur, y la integración política con nuestros hermanos latinoamericanos.

Conclusiones y aportes. La valoración altamente positiva que hemos resaltado de las presidencias de Néstor y Cristina, en concordancia con las mejores tradiciones liberadoras de nuestro pueblo, no es un obstáculo para intentar un análisis crítico. En una primera definición política de trazos gruesos consideramos que la experiencia peronista de 1946 a 1955 tuvo una mayor profundidad en la modificación de la estructura económica y social de la Argentina, que la que hemos vivido de 2003 a 2011. Aquella etapa tuvo características revolucionarias más evidentes en la transformación del nivel de vida de los sectores populares.

No escapa a este análisis las diferencias de contexto histórico de ambos procesos políticos (el peronismo y el kirchnerismo). El primero surgido al finalizar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y el segundo en un mundo multipolar de reposicionamiento internacional entre las naciones más desarrolladas (EE.UU., Alemania, Francia, Japón, etc.) y las nuevas potencias emergentes (China, India, Brasil, etc.), enmarcadas en el proceso de globalización y reconfiguración del poder del capitalismo financiero internacional diversificado a escala planetaria.

El kirchnerismo es un fenómeno político aún en desarrollo, una corriente política nacida en el seno del Movimiento Peronista que abreva en la misma tradición nacional, popular, liberadora y latinoamericana, actualizada a los tiempos que corren. Este proyecto nacional y popular conducido por Cristina Fernández ―una militante de los sectores juveniles del peronismo de los '70 y cuadro político excepcional―, tiene sus particularidades y rasgos distintivos pero un mismo objetivo; la Patria justa, libre y soberana.

En definitiva nos debemos como proyecto nacional, popular, revolucionario y latinoamericano, a la vez que valorar lo realizado y elevar las condiciones de vida de todos los argentinos, acometer fuertes políticas orientadas a mejorar sustantivamente la distribución del ingreso nacional a favor de los sectores populares para desterrar la pobreza y la marginación social. Como lo dijo rotundamente Cristina, a propósito de la puja distributiva: "No somos neutrales en el conflicto, sabemos que tenemos que estar del lado del más vulnerable". O como lo decía, Evita, en su estilo: "Para mí la justicia está un poco más allá de la mitad del camino. ¡Más cerca de los trabajadores que de los patrones!".
Por eso afirmamos que el kirchnerismo será peronista o no será, porque creemos con Evita que el peronismo será revolucionario o no será nada.

Revista Apuntes N° 5 (Santa Rosa, La Pampa)