viernes, 15 de julio de 2011

¿Crisis?


Después del supuesto malentendido con la presidenta Cristina Fernández y la deflexión del candidato del PJ, Carlos Verna, un sector de la prensa y varios políticos opositores (Marino, Tineo) -aprovechándose del río revuelto- quisieron instalar la idea de que el partido justicialista se encontraba en crisis, y que la situación de estar sin conducción abría la posibilidad que fuera derrotado en las elecciones de octubre.
Primero se insistió con que habría corrimiento en la lista y que el cargo de candidata a gobernadora sería para Norma Durango y, en consecuencia, el de vice le correspondería al primer diputado provincial, Juan Pablo Morisoli. Se insinúo varias veces un "operativo clamor" y una llamada de la presidenta, con lo que se reivindicaría la figura y la nueva postulación de Verna, después se fueron arriesgando varios nombres, como los de los compañeros Campos, Tévez, Borthiry, Rauchemberger, algún intendente joven de la línea Plural, etc.; incluso se llegó a publicar que Cristina estaría revisando la lista de diputados provinciales para eliminar a los díscolos del proyecto nacional y popular. Desde ya, han sido demasiadas absurdidades, muchas operaciones periodísticas y políticas que quedaron en nada. Porque al final se terminó ungiendo al actual gobernador Oscar Mario Jorge que, como candidato natural de todo el peronismo, aceptó el desafío como un mandato de la historia y muestra de compromiso con la provincia, además de saberse respaldado por las cifras de las encuestas.

Quizás haber caratulado como "crisis" al proceso que vivió el peronismo es algo exagerado, a sabiendas de cómo funciona en su estructura el movimiento nacional y, en particular, el movimiento peronista provincial. Esos reacomodamientos o disputas por espacios de poder son comunes a toda fuerza política, y representan una necesaria demostración de buena salud. Un partido famélico sólo se preocuparía en durar, en permanecer lo más inactivo posible, cosa de que nada cambie y no se modifique la tranquilidad de su funcionamiento. Algunos pensarán que la actividad que hubo en el peronismo es puro simulacro, porque, en definitiva, se postula a un compañero que acaba de cumplir 75 años; pero no es así, estas semanas fueron altamente movilizadoras, se recuperó ante todo la capacidad de diálogo, de negociación política, y puso a pensar al peronismo la instancia del trasvasamiento generacional.

Pero regresemos a la "crisis"; tal vez los que no conocen desde adentro la historia del peronismo, que no perciben como se mueve y se renueva, o no reconocen la estrategia que lo sostuvo a pesar de la persecución que sufriera durante tantos años, no entiendan que todos estos prolegómenos han sido una causa menor, un leve cosquilleo, una anéctoda más.
El peronismo ha padecido verdaderas crisis, como la muerte prematura de una líder inigualable como Evita, los bombardeos de Plaza de Mayo, el exilio de Perón, los fusilamientos en el partido de José León Suárez y del General Juan José Valle -responsable del levantamiento del 9 de junio de 1956- y otros sublevados, la proscripción durante 18 años, los fusilamientos de Trelew, el secuestro, la tortura y desaparición de gran parte de los 30.000 militantes argentinos en la última dictadura, la traición de Menem con sus políticas neoliberales, la muerte de sus dos conductores principales, el General Perón y Néstor Kirchner y, desde ya, los dos golpes de Estado con que lo despojaron del poder.
Esas sí que fueron crisis que movieron hasta los cimientos, pero el peronismo se levantó de cada una de ellas con el compromiso de sus dirigentes y de los militantes, y como instituyó Evita, regresó, son millones, y el peronismo como siempre llevará a su mejor candidato elegido a la victoria.

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