jueves, 6 de enero de 2011

Servidumbre

La obcecación de titular catástrofes que no son se ha convertido en la marca registrada de algunos diarios, radios y voceros que responden a los monopolios comunicacionales. Según el periodista Eduardo Aliverti ya no representan un monopolio sino que se han convertido en grupos económicos con inversiones en industrias múltiples. Pero la voz de estos medios, que defienden sus propios intereses, es la voz que asume (produce y reproduce) la manifestación del caos, tratando de contaminar a la opinión pública; aunque lo que sucede nada más sea una simple corrida o un griterío subido de tono.

Esto responde a la necesidad de generar desmanes para enunciar una crisis y, de esa manera, interrumpir o, por lo menos, condicionar e influir en la orientación de un proyecto político. Y esta táctica se aplica todos los días, durante las 24 horas, desde la escritura de editoriales irreales, de la edición interminable de imágenes, en la repetición de la agenda por todos los soportes disponibles.

A este programa desestabilizador responden tanto los periodistas cautivos como los políticos que le rinden pleitesía al perimido Consenso de Washington, al FMI y al dios más poderoso del capitalismo, la economía de mercado. Bajo tales circunstancias vuelven a atarse, como hace un siglo, la guerra y la prensa; es que existen intereses comunes: las ganancias. A este proceder semejante lo denunció hace más de un siglo Karl Kraus desde su revista La Antorcha.

Estas semanas, desde la toma del parque Indoamericano, dominaba la temática de la xenofobia y el racismo, exponiéndose en su más cruda realidad los problemas de infraestructura: tierras y viviendas. Se puede corroborar que en el transcurso de estas jornadas se potenció, pues el Congreso norteamericano, dominado por los republicanos, endurecerá sus medidas para los migrantes; o las decisiones que se han tomado en la cuna del pensamiento occidental, en Grecia, en el seno de aquella civilización que acunó hace siglos el exónimo peyorativo "bárbaros" (el que balbucea) para referirse a los extranjeros; ahora los helenos autorizaron la construcción de un muro para que los inmigrantes turcos no accedan a su territorio.

Es interesante observar como decantaron investigaciones periodísticas y judiciales donde trabajadores eran presuntamente reducidos a condiciones de servidumbre por varias empresas, Nidera en San Pedro o Southern Seeds Production SA en Arrecifes. Permítase un paralelismo histórico, apelando a las repeticiones que tanto le agradaban a Jorge Luis Borges, en este caso se refiere a la explotación de compañías extranjeras. Ahora identificamos a la Barrick Gold, a Repsol, y a varias transnacionales invirtiendo en el país, pero, muchas veces, lo hacen a medias y sin cumplir con los objetivos propuestos; así mismo lo hacía en otras épocas la United Fruit Company en Centroamérica.

Hay cosas y actos que deben corregirse, tanto de parte de los inversores privados, así como debe aparecer el contralor eficaz del Estado; es más, el Estado debe hacer cumplir la Constitución con todo el rigor, porque la Asamblea del Año XIII: dictó la libertad de vientres de las esclavas; abolió la inquisición y la práctica de la tortura, puso fin al tráfico de esclavos.

Como se sabe los cambios generan conflictos, pero dentro de un proyecto nacional y popular también otorgan igualdad de condiciones a los ciudadanos; por eso no debe haber tercerizados, no debe haber desocupados, y mucho menos esclavos. Es el momento oportuno de deponer no sólo la manu militari, como se hizo desde el 2003, al no judicializar ni reprimir la protesta social, sino de modificar de cuajo la política financiera heredada desde la dictadura, impuesta por actores civiles, como Martínez de Hoz y Domingo Cavallo, cuyas decisiones fueron respaldadas y comunicadas a la población a través de las noticias en los diarios asociados a las figuras de Videla, Agosti y Massera.

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