Cuando el pasado 27 de octubre fallecía el compañero Néstor Kirchner, además de las muestras multitudinarias de congoja de un pueblo, de la salutación de los presidentes latinoamericanos, y el reconocimiento de algunos opositores, los monopolios de comunicación anunciaban una lucha descarnada por el poder del PJ. Nade de eso pasó, hace unos días en Olivos se ratificó que la conductora del Proyecto Nacional y Popular es la presidenta Cristina Fernández.
En cambio todos los argentinos pudimos ver como Carrió terminó de patear el tablero del Acuerdo Cívico y se fue sola con su alcahueta aliada: Patricia Bullrich Luro Pueyrredón. También el vicepresidente traidor, Julio Cobos, dirime constantemente con el hijo del ex presidente Raúl Alfonsín, Ricardito, quién será el candidato de la UCR. Cuando más se acerque la fecha de la definición de la lista más fuertes serán los insultos y los pases de factura.
Y ahora se desmadró el socialismo santafecino. Binner, el gobernador, se cruzó con Giustiniani, el senador, por la sucesión en la Casa Gris. Se dijeron de todo menos cosas bonitas e ilustradas los cuadros descendientes de Juan B. Justo.
Para colmo el Grupo Clarín no encuentra el referente para el 2011; ya que el "padrino" Duhalde ni siquiera mueve el amperímetro; Macri sigue en caída libre. Tampoco Magnetto podría participar en la justa electoral si es procesado. Entonces se complica la situación para los representantes y los socios de la economía concentrada.
Parece que la veda está llegando para los que operan en contra del país. Era hora que la clase media se despertara y dejara de ser el medio pelo que denunciara Jauretche. Sólo una nueva alianza plebeya entre los trabajadores y esta clase podrá consolidar el Proyecto Nacional y Popular, rompiendo la dependencia de los intereses de las clases altas que, como sabemos, es sólo de las minorías privilegiadas.
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