miércoles, 11 de agosto de 2010

9 de Junio de 1956

Al cumplirse un nuevo aniversario del 9 de junio de 1956, las organizaciones sociales y políticas tienen la obligación de reflexionar sobre el significado histórico de aquella lucha que tenía por objetivos principales la restauración del Estado de Derecho, la convocatoria a elecciones presidenciales sin proscripciones, la libertad de los presos políticos, revisión de las medidas económicas, devolución de los sindicatos a los trabajadores, reincorporación de los oficiales y suboficiales dados de baja por razones políticas.
Bajo al advocación de los 27 argentinos fusilados por la Libertadora se hace necesario resignificar la lucha y la defensa de la democracia y de los intereses de la Nación. En estos momentos en que la crisis europea fustiga las políticas neoliberales, mientras que en nuestro país los trabajadores discuten paritarias, incluso se han ido recuperando bienes del estado privatizados por el menemismo, además de reponer las leyes laborales que fueron rifadas en una runfla del Senado aliancista.
El general Juan José Valle, junto al general Raúl Tanco, lideraron el Movimiento de Recuperación Nacional, con el cual pretendían devolverle la soberanía al pueblo. Habría que destacar las coincidencias con que nos sorprende la historia y, también, considerar de qué manera se manifiesta en la actualidad; en aquella ocasión los presos políticos estaban detenidos en el buque-prisión “Washington” y en la década del ‘90 a través de la Cancillería se potenciaron las relaciones carnales con Estados Unidos. Entonces, varios de los puntos que conciliaban las bases populares en la toma de posición en el ‘56 se reiteran en el Proyecto Nacional y Popular conducido por los Kirchner; sólo basta observar los indicadores sociales y económicos que inciden en el proceso que se viene desarrollando desde el 2003, y eso es innegable. Como correlato es posible analizar donde se ha ubicado la oposición política, asociándose, una vez más, a los terratenientes de la Sociedad Rural, al poder financiero antinacional, y a los multimedios que se han vinculado al modelo agroexportador; coyuntura que se complejiza debido a que referentes justicialistas -que usufructuaron el Movimiento Nacional Peronista- hoy se suman a la derecha capitalista.
Los dos modelos de país se transparentan en esta vieja disputa entre el orden conservador y el proyecto progresista, que no terminará hasta que no haya igualdad de oportunidades e inclusión social y una justa redistribución de la riqueza, donde la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual entre en vigencia haciéndose realidad la pluralidad de voces y enfoques ideológicos; y quizás el golpe certero a la especulación, que defienden por igual los monopolios de información y la oposición política, sea la nueva propuesta de Ley de Entidades Financieras.
Y esta trama no sólo es importante para el campo político o la militancia, sino para el mismo periodismo; porque fue la investigación de Rodolfo Walsh (“Operación masacre”) la que permitió conocer la desmedida represión con los fusilamientos en los basurales de José León Suárez. Muchos de los agentes de las corporaciones de la información distan del compromiso y la defensa de la verdad que representa la figura de Walsh; y mucho más en estos momentos en que están quedando al descubierto las relaciones que tenían Clarín y La Nación con la Dictadura, siendo los puntos neurálgicos las apropiaciones de Marcela y Felipe Noble Herrena y la fraudulenta compra de Papel Prensa.
Por eso Movimiento Evita – La Pampa reivindica a cada uno de los compañeros que fueron protagonistas del levantamiento del 9 de junio del ‘56 y, especialmente, con nuestros militantes pampeanos, porque a través de Radio Nacional sólo pudo escucharse la proclama del Movimiento de Recuperación Nacional en esta provincia, donde actuaba el coronel Adolfo Philippeaux.

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