viernes, 26 de febrero de 2010

La sesión de ayer

Año 1999, el zorro pierde el pelo pero no las mañas

Por Tomás - http://www.burbujascondetergente.blogspot.com/

1. Hay que normalizar la discusión política, en especial la parlamentaria. "En los países serios" lo que algunos denominan escribanía se llama disciplina partidaria: hay disciplina en el kirchnerismo y hay disciplina en la Coalición Cívica. Y es una virtud del sistema político, en momentos de tanta personalización política en el mundo, que los legisladores respondan a los partidos por los que fueron elegidos. Uno puede preocuparse por la pobre autonomía del legislador, y formar un kiosco legislativo que se llame, no sé, Autodeterminación y Libertad, y ahí el buen congresal es un sujeto libre de toda atadura e incapaz de mover la aguja parlamentaria un centímetro; o preocuparse por la gobernabilidad y entender que un sistema presidencialista con disciplina partidaria es muchísimo más saludable, evitando la compra sistemática de legisladores en tanto que individuos (pongan corrupción en el Senado de Brasil en google y me cuentan). La disciplina partidaria se logra repartiendo incentivos ideológicos y materiales -regla uno del análisis institucionalista-: esto es, hay que ne-go-ciar. Y la negociación política es el acto democrático por excelencia.

2. Está bien tratar de ser original en el análisis político, pero no vale hacer analogías de todo con todo (¡colegio de politólogos Escriba!, ja). Decir que lo que hizo Pichetto ayer fue "llevarse la pelota cuando iba ganando", es una explicación pavota. Pichetto negoció contra la presunción de 37 diputados y resulta que había 36. Si negocio porque voy perdiendo y resulta que no me podés ganar, es normal que los términos de esa negociación se quiebren.

3. Nota de color I. El compañero Julio César Cobos levantó la sesión cuando se retiró el Frente para la Victoria. Hay que volver a leer el reglamento: se puede sesionar sin quórum, amigazo.

4. Anoche ganaron dos tipos: Pichetto y Menem. Descartada una negociación del kirchnerismo con Menem, la explicación es simple: al tipo lo ningunearon desde el Peronismo Federal-porque es difícil mostrarse con Carlos hoy- y se las cobró. Esto deja un antecedente bastante malo: todo legislador de la oposición es, hoy, un veto player; o sea, cada uno de los 37 legisladores que dicen tener puede, eventualmente, parar la pelota para volver a negociar. Pichetto iba a perder ayer, y perderá el miércoles próximo cuando Carlos Menem se sume finalmente al bloque republicano. Está perfecto, todos los votos valen uno, y espero que en términos de análisis institucional eso se entienda para todas las votaciones en el Congreso. Para todas. Lo que logró conseguir Pichetto no fue tiempo, sino evidenciar la fragilidad de ese bloque. Y, aún más, una breve victoria ideológica: yo quiero ver ahora a la Coalición Cívica o a Luis Juez festejar una victoria sobre el Gobierno con el quórum de Carlos Menem. ¿Cómo era lo del menemismo con Derechos Humanos? Lo que ganó Pichetto fue que ese bloque pague los costos de tener hacia adentro tipos mal vistos por la opinión pública. Les complicó el relato: hay que hablar de republicanismos y escribanías con Menem adentro, eh.

5. Es tan válido institucional y políticamente, que ayer se haya retirado el Frente Para la Victoria, como que la oposición se haya levantado durante la discusión por la ley de medios. Normalizar el debate implica no festejar lo de ayer como un golazo, ni llorisquear porque la oposición use una herramienta igualmente válida. Es parte de una negociación política racional, o como dijo Miguel Ángel Pichetto ayer, "una cuestión matemática".

6. Nota de color II: si yo fuera Sanz o Morales, le pediría amablemente a Luis Juez que deje el disfraz de payaso, con onda, en la puerta del Senado. Sin entrar en juicios sobre Carlos Menem, ayer Luis Juez dijo que "no llegó porque no le arrancó la Ferrari". Ver el punto 4: el bloque opositor es más endeble, y cualquier rispidez lo rompe. Lejos de mí está volcar más leños hacia el fuego, pero atención: romper una mayoría legislativa por un jetón que cuenta chistes, y no se banca su propia alianza política, es una estupidez enorme.

7. Posiblemente el miércoles que viene la oposición ya tenga el quórum propio y los votos. No será la primera vez en la historia del país que exista un gobierno dividido, es decir, un Ejecutivo que no controle mayoría en ámbas cámaras. Un gobierno dividido es un gobierno efectivamente más débil y es un problema básico del sistema presidencialista: el bloqueo de las leyes y las herramientas del Ejecutivo para gobernar sin él. En términos constitucionales, el presidencialismo argentino es fuerte -respecto de otros países latinoamericanos- por disponer de la capacidad de dictar decretos de necesidad y urgencia, por requerir una amplia mayoría para bajarlos en el Congreso, y por el poder de veto y la capacidad de promulgar parcialmente una ley del Congreso. Sin embargo, la fortaleza de un gobierno no se puede medir solamente en sus facultades constitucionales, y ahí entra en juego la relación de fuerzas y el escenario político. Se podrían decir muchas cosas acá, pero lo cierto es que dependerá de la capacidad de unos y otros para conseguir mayorías legislativas, y mientras eso no suceda habrá un Congreso paralizado (porque existe la posibilidad de requerirle mayoría especial, desde el Ejecutivo, para insistir sobre un proyecto de ley). Hay que tener mucha cintura para hacer política sin el Congreso.

8. Existe una seria posibilidad de que lo que pasó ayer en el Congreso no le mueva un pelo al 90% de la población.

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