martes, 29 de septiembre de 2009

Golpismo en el patio trasero

Miradas al Sur - 26-09-2009

Por Stella Calloni

El regreso a su país del presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, en estos días de septiembre y su refugio en la embajada de Brasil, desarmó un tablero pobremente armado sobre una presunta "salida democrática", como serían las elecciones del próximo 29 de noviembre bajo autoridades ilegales, producto de un golpe de Estado, condenado en forma mayoritaria por la comunidad internacional.

De hecho, la resistencia del pueblo hondureño que se fue organizando y uniendo sobre la marcha de los acontecimientos, ha sido el más formidable y contundente "no" al golpe de Estado del pasado 28 de junio. Desde esa fecha hasta hoy, y contando con muertos, heridos, detenidos, sufriendo represiones, intimidaciones de todo tipo, el pueblo hondureño mostró al mundo una conmovedora decisión de resistencia en un país donde esto resulta infinitamente más encomiable, porque existe una ocupación militar extranjera. A comienzos de septiembre el propio jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Douglas Fraser, debió admitir que la base de Palmerola fue utilizada como puente aéreo para llevar fuera del país al entonces secuestrado presidente Zelaya. Como contrapartida, el portavoz del Departamento de Estado Ian Nelly anunció en esos momentos la interrupción de una "gama de ayuda" económica a Honduras, aunque todo también navegó en la ambigüedad.

Después vendría el retiro de las visas para funcionarios del gobierno golpista y otras medidas, pero también la realidad tangible de condena al golpe que encabeza, sin duda, América Latina y que pudo observarse en estos días, cuando Zelaya llegó sorpresivamente a Honduras mientras comenzaba la Asamblea de Naciones Unidas, que no dejó respiro al golpismo. Lo cierto es que tanto la voluntad de Zelaya de cumplir con lo que la población esperaba de él como la resistencia que no tuvo treguas han desbaratado el escenario del golpe, volviendo al comienzo de la situación, lo cual no deja de entrañar peligros ante la virulencia con que han actuado los golpistas.

El rápido movimiento de Zelaya, y detrás de él los países latinoamericanos, ante una encrucijada que aparecía sin salida, mostró una capacidad de acción que desconcertó a los sectores duros de Estados Unidos cuando creían haber encontrado un punto inamovible: los Acuerdos de San José, más impuestos que acordados, y las elecciones anticonstitucionales del 29 de noviembre.

Ese acuerdo fue orientado a calmar las contradicciones creadas dentro de Estados Unidos por el golpe, detrás del cual se perfilan las sombras del pasado, en los tiempos del esplendor neoconservador de los halcones.
Los Acuerdos de San José intentaban que los golpistas y sus espónsores no salieran tan mal parados. Pero, después de desafiar éstos a la comunidad internacional, incluso humillando al presidente Barack Obama y exhibiendo el verdadero trasfondo del golpismo, la situación los ha llevado nuevamente a un punto sin salida. Cada paso que dieron, entre ellos los más violentos, sólo ayudaron a su deterioro, incapaces de contener la expresión de la voluntad popular.

En su desesperada carrera acudieron al símbolo más temible de los viejos golpismos: abrir un estadio para encerrar a los detenidos en los últimos hechos represivos, lo que trajo a la memoria del mundo lo actuado por el dictador chileno Augusto Pinochet en los años '70. No se privaron de nada los golpistas quizá porque sintieron que sus protectores les aseguraban impunidad.
Esto también contribuyó a agudizar aún más las contradicciones internas estadounidenses, obligando a revelar posiciones y llevando las cosas a extremos que demandan definiciones que se hubieran preferido ocultar.

La insistencia de algunos medios, como el Washington Post, coincidiendo con los golpistas, repitiendo que la única salida son las elecciones del 29 de noviembre y desconociendo la existencia de un gobierno ilegal, cuando la comunidad internacional exige la restitución del legítimo, marca nuevos escenarios para el futuro de la región. La dirigencia del Frente Nacional de Resistencia de Honduras manifestó en estas horas su esperanza de que, además de diálogos y negociaciones, se acabe definitivamente con el Acuerdo de San José. Plantean que no debe haber elecciones generales en estas condiciones, sino el retorno del mandatario a la presidencia, el cumplimiento de su tiempo presidencial y exigen la convocatoria popular a una Asamblea Constituyente. El pueblo en las calles, en asambleas permanentes, en una situación de unidad de fuerzas nunca vista desde hace décadas en Honduras, toma decisiones y demanda, en un ejercicio que parecía olvidado. En estos tres meses, los golpistas y sus asociados fueron descubriendo sus juegos y ahora giran al descubierto, tanto como sus apoyos internacionales. En este caso América Latina debe estudiar el papel de las fundaciones extranjeras que operaron en Honduras en respaldo al golpe, como las que hicieron un trabajo de "entrismo" en las fuerzas armadas hondureñas a las que intoxicaron con informaciones falsas sobre una "supuesta expansión comunista" rayana en el delirio.

Esos argumentos fueron expuestos por el grupo de coroneles hondureños cuando viajaron a Washington para tratar de que el gobierno de Obama reconociera el golpe. En el documento elaborado para el Pentágono, titulado Análisis de las Fuerzas Armadas sobre la cuarta urna, los militares hondureños rescatan argumentos de la Guerra Fría atribuyendo a los gobiernos agrupados en la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) "planes comunistas" y también de plantear la "desaparición" de los ejércitos.

Eso fue transmitido desde la oficialidad al último soldado hondureño para lograr "la obediencia" debida necesaria y actuar –como lo hicieron– contra una población indefensa. La inspiración del Documento fue la Fundación UnoAmérica, creada en Colombia en diciembre de 2008, integrada por las más duras facciones de derecha y los ex militares de las pasadas dictaduras en el continente, que se adjudican el "mejor" apoyo a los golpistas de Honduras. La misma UnoAmérica que se reunió en estos días de septiembre en Buenos Aires.

Sin esos apoyos externos que confluyen con la presencia militar extranjera, los golpistas hondureños ya habrían abandonado el país ante la ofensiva popular. Y por eso también el gobierno ilegal que encabeza Roberto Micheletti se atreve nuevamente a impedir la visita de los cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) decidida el último 25 de septiembre, ante lo cual –y como parte del juego para continuar alargando la situación– el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, a su vez, se rehúsa a viajar a Tegucigalpa. La paciencia de todos se va agotando, pero los que están detrás del golpe han apostado demasiado y no son de los admiten una derrota sin intentar una "lección" contundente para disciplinar a un país y a una región en rebeldía. Mucho se juega en Honduras, pero lo esencial es responder a un pueblo que está escribiendo una de las más singulares historias de resistencia, y de esto sí no se vuelve atrás.

“¿Padres de la patria o hijos del monopolio?”

Por Jorge Giles - El Argentino - 29-09-2009

Así se preguntó ayer una cronista de una FM barrial que analizaba la ronda de audiencias en la Cámara alta por el proyecto de Ley de Comunicación de la democracia.
Hay quienes sostienen que los diputados son los representantes del pueblo y los senadores, los “padres de la patria”. Una exageración, sin dudas.
Pero preferible a cualquier prestación de servicios de origen dudoso.
Los muros pintados por la militancia, son acompañados en estos últimos años por otros medios de comunicación, tan modernos como populares.
Las radios comunitarias, los blogs, los correos electrónicos.
Todo sirve para la bella frescura de los jóvenes cronistas de nuestro tiempo.
Hay que leerlos y escucharlos, por que de ellos será el reino de las comunicaciones en un futuro muy próximo.
Lo saben las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo que debieron peregrinar su calvario durante la dictadura y aún después, llevando sus laboriosos comunicados para una prensa local, generalmente esquiva.
Ayer pasaron por el Senado. Pero, qué extraño, la televisión no transmitió en vivo y en directo.
Pudieron decir con la digna voz de Hebe de Bonafini que “esta ley de la dictadura es una vergüenza para el mundo. No nos tenemos que seguir avergonzando. Nos tenemos que sentir orgullosos de que hubo 156 periodistas que prefirieron morir a callarse la boca”
Nadie con más autoridad moral que los familiares de los 30.000 desaparecidos para poner las cosas en su justo lugar. Sin odios, sin resentimientos, sin revanchismos. Simplemente mostrando sus propios dolores, su historia, sus expectativas, sus enormes ganas de ver sancionada, en los próximos días, la Ley que nos debe la democracia desde hace 26 años.
Después, vendrán las perfecciones, la prosa fina del texto final. Pero, cualquier demora, sonará a emboscada.
Todos saben que es así. Y saben que nada volverá a ser como antes de este debate.
La mentira planificada de los monopolios y de sus voceros políticos, está sentada en el banquillo de una sociedad que quiere ser libre, pero libre de veras.
Hablaron en la audiencia, además de los organismos de Derechos Humanos, representantes de los maestros, de las radios del interior, de los trabajadores de prensa. Hablaron los protagonistas de carne y hueso de la comunicación. Y entonces se cayeron las máscaras de los que vienen hablando en su nombre, interpretando sus necesidades y los presuntos riesgos que corren.
Fueron muy claros ante el verdadero interrogatorio al que lo sometieron los senadores de la oposición que parecían querer obligarlos a que digan que hay que modificar el proyecto.
El consenso que pregonan algunos senadores, debe ser el consenso con los sectores sociales, no con los intereses de los monopolios.
En la defensa de la libertad, no hay derecho a equivocarse después del crimen de Cabezas, ni después que radio “Mitre” del monopolio “Clarín”, mancilló el nombre de Adolfo Castelo y lo siga haciendo pese al pedido expreso de sus hijas para que no lo hagan.
El monopolio tiene poder, lo que no tiene es moral.
Hay una sociedad que está mirando. Y seguramente juzgará el comportamiento de cada uno.
Ya lo está haciendo.
Hay que leer los resultados de las elecciones en Salta y en Santa Fe el domingo pasado para contextualizar la derrota estruendosa de dos de los más relevantes dirigentes del llamado “PJ disidente”, Juan Carlos Romero y Carlos Reutemann
Una publicación decía ayer que Reutemann perdió hasta en el casco de su estancia.
El triunfo del socialismo santafesino es complementado por otros dos datos muy significativos: uno, que el Frente para la Victoria que había perdido en Rosario en el 2007 por una diferencia de 24 puntos, este domingo arañó el primer lugar, quedando sólo 4 puntos abajo; y otro, que los candidatos amigos de la patronal rural, perdieron rotundamente en las ciudades donde se presentaron.
Ya viene alumbrando un nuevo día. Aunque los grandes diarios sigan titulando que oscurece siempre.

La encrucijada del centroizquierda

Por Sebastián Etchemendy - Página 12 - 29-09-09

La votación en Diputados de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, de incuestionable carácter progresista y superador del statu quo, mostró un masivo apoyo del centroizquierda en sus diferentes versiones a la iniciativa y alumbró un camino auspicioso. Como pocas veces, la votación mostró una alineación claramente ideológica de los partidos parlamentarios y el resultado fue consecuencia de virtudes de ambas partes: un gobierno proponiendo una ley transformadora que abrió el juego para buscar consenso y un centroizquierda que, a diferencia de instancias como la 125 o en algunos casos la reforma previsional, dejó de lado posturas testimoniales para incidir en la puja de poder real. Como en los orígenes del Frepaso, el centroizquierda atraviesa en estos meses una encrucijada que seguramente incida en el carácter que va a adquirir el espacio a futuro. Convendría, entonces, tener en cuenta algunos elementos esenciales para eludir viejos errores y evitar el neofrepasismo:
1. La apelación moralista como eje de construcción política tiene patas cortas. En el caso del Frepaso, la bandera primordial fue la “corrupción menemista”. Ahora, el purismo moral corre el riesgo de hegemonizar otra vez ciertos espacios de centroizquierda. Se invoca la corrupción del gobierno kirchnerista o se hace hincapié casi exclusivo sobre las multinacionales que depredan los recursos naturales. En esta visión, los malos generalmente son sectores más o menos difusos y lejanos para la clase media porteña, lo que permite bien acomodar conciencias. Es decir, este discurso “progresista” pone el foco en elites políticas impresentables del interior o del conurbano, o en sectores empresarios oscuros (paradigmáticamente “las mineras” o “los empresarios del juego”) antes que en, por ejemplo, el sistema de poder mediático o las patronales agrarias. Esto no quiere decir, obviamente, que hay que aceptar cualquier práctica, ni que haya que dejar de denunciar la corrupción o la minería a cielo abierto. Pero basar la construcción propia en discursos moralizantes y mundos ideales, en lugar de enfatizar pujas de poder más inmediatas, y posibles alianzas para incidir en ella, elude los problemas principales, abre la puerta al sectarismo y desorienta a los cuadros propios al agrandar todo el tiempo la brecha entre promesas y posibles realizaciones.
2. Los aparatos políticos territoriales son necesarios. Cegado por la victoria electoral de 1997 en la provincia de Buenos Aires, desde el Frepaso se apostó casi exclusivamente a una política mediática y “de ciudadanos”. Se relegó la construcción territorial y la militancia, se priorizó el romance con la opinión pública y los equipos de publicidad política. Sin embargo, los aparatos políticos son necesarios para gobernar, especialmente cuando se decide enfrentar a sectores de poder. Los partidos y organizaciones con base territorial están siempre, la luna de miel con la opinión pública y los medios va y viene. Crucialmente, la construcción territorial muchas veces entraña servicios y beneficios a los miembros del territorio o comunidad, que la derecha se apura a calificar de “clientelismo”. Sin embargo, es obvio que ese tipo de prácticas son vitales para mantener redes de apoyo por fuera de los circuitos de la política financiados por el establishment. Las elecciones de 1997 y las de junio último demuestran que los aparatos políticos solos no ganan elecciones. No obstante, gobernar sin organización territorial, especialmente cuando se tienen diferencias con sectores del poder económico, es ilusorio.
3. No hay proyecto progresista sin organización popular. Si se construye un armado progresista, pero no hay puentes con la CTA, con los sectores más combativos de la CGT, o con movimientos territoriales de desocupados, comunitarios, etc., pues es una señal de que algo anda mal. Frecuentemente se olvida que la CTA y la FTV orbitaron, allá lejos y hace tiempo, en torno del Frepaso, y que fueron de algún modo ninguneados por éste aun antes de que los imperativos de la emergencia económica dificultaran cualquier estrategia.
4. Hoy la búsqueda de aliados en el espacio nacional, popular y progresista empieza en el peronismo, puede seguir en el PS y es probablemente fútil en el radicalismo. A diferencia de los ’90, la formación de un espacio de centroizquierda debe buscar confluir con los sectores del peronismo que sostuvieron las políticas de estos años. El socialismo, por su parte, está librando la batalla por su alma: decide en estas épocas si va a ser un partido de alternativa para las corporaciones agrarias o va a tener algún rasgo que lo identifique con su nombre. En el radicalismo actual, en cambio, poco o nada parece quedar del alfonsinismo y las corrientes más progresistas o socialdemócratas que habitaron el partido en los ’80 y principios de los ’90.
5. Los problemas políticos fundamentales no se resuelven con recetas “técnicas” que alumbran políticas “óptimas”. Finalmente, hay una tendencia en sectores pretendidamente progresistas a despolitizar la política pública. Según esta visión, el problema de nuestros países es simplemente que no se deja actuar a las instituciones, que interfiere la corrupción y se eluden las soluciones “óptimas” y técnicas frente a problemas como la pobreza. Naturalmente, este fenómeno que traduce la política en operaciones de ONG termina siendo en los hechos un paraguas tradicional para iniciativas de centroderecha variopintas. Sin embargo, se ha hecho demasiado eco en sectores que (alguna vez) fueron progresistas. Las soluciones técnicas importan, y hay obviamente políticas públicas mejores que otras para ciertos fines. No obstante, si olvidamos que la política es ante todo relaciones de fuerza, y que ninguna transformación es duradera si no está apoyada en cierta constelación de fuerza populares organizadas de índole partidaria, sindical, comunitaria o barrial, esas soluciones técnicas serán simple maquillaje. De nuevo, la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual da una pauta del camino a seguir: una propuesta progresista de contenidos técnicos complejos apoyada en una constelación de activismo comunitario y cultural importante.
Se abre una nueva etapa en la que la experiencia del centroizquierda en el posmenemismo no puede ser en vano. Una izquierda democrática que eluda la simple apelación moralista, que apueste por los aparatos políticos territoriales y la militancia, que se engarce con organizaciones populares, que busque confluir tanto con la CTA como con sectores de la CGT, que apueste a alianzas con sectores nacional-populares del peronismo, y que eluda los cantos de sirena de la “tecnocracia social” habrá dado un paso importante para no repetir errores del pasado.

* Politólogo, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella

La igualdad de palabra

Por Diego Tatián - Página 12 - 29-09-09

Foto - La Voz del Interior - Martín Baez

El debate acerca de la llamada ley de medios se presenta bajo una disputa en torno de un motivo que históricamente irrumpe en el siglo XVII como la “madre de todas las batallas” por librar, y persiste hasta nuestros días de manera ininterrumpida; ese motivo es el de la libertad de pensamiento y expresión, cuya conquista nunca puede presumirse definitiva por tratarse de un bien frágil, en riesgo por su propia naturaleza y siempre pasible de ser deformado hasta designar con su nombre lo contrario de sí. Ninguna dictadura deja nunca de declarar la plena vigencia de la libertad de expresión, no obstante ser lo primero que vulnera.
La libertad de palabra es una de las grandes conquistas del liberalismo, incorporada a nuestra cultura política como uno de los derechos civiles de cuya vigencia depende la existencia del régimen democrático tal y como solemos entenderlo, y el bien común que se hallaría centralmente involucrado en la actual contienda acerca de los servicios audiovisuales. Sin embargo, lo que según mi entender se halla en juego con la urgencia de una nueva ley no es sólo, ni tanto, la garantía de la libertad referida al uso y la circulación pública de los significados sociales –siempre amenazada por el mercado, o por el Estado cuando se arroga el derecho de monopolizar el poder simbólico e ideológico que una sociedad produce (posibilidad que la nueva ley cancela al desidentificar Estado y gobierno)–, lo que se halla principalmente en juego es una demanda, esta vez no liberal sino democrática: la igualdad de palabra.
La sabiduría política griega preveía una institución cuya vigencia era la condición misma del régimen llamado democrático: precisamente la igualdad de palabra designada como isegoría, referida siempre al tiempo y las condiciones de su uso. Democrático en sentido antiguo no es otra cosa que el régimen que garantiza igual derecho a la expresión en la asamblea deliberativa, y democracia es la forma de vida colectiva en la que pobres, ignaros, jornaleros, tartamudos, artesanos, durante la deliberación pública usan la palabra en igual medida y por el mismo tiempo que quienes se hallan favorecidos por el dinero, la alcurnia, la retórica o el saber. Desde entonces sabemos que la definición de un régimen político depende en gran medida de las instituciones que afectan el lenguaje.
Tras la recuperación del estado de derecho en la Argentina, las libertades civiles y políticas (que debido a la fragilidad que les es propia ha sido necesario defender e instituir de manera ininterrumpida), sin ser suficientes, han prosperado no obstante de manera sustantiva. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con otros derechos y otras demandas de carácter democrático, es decir derechos y demandas orientados a la producción de igualdad. Lo que hay de singularmente nuevo en la presente discusión (y contra lo que reaccionan los monopolios mediáticos, usurpando histéricamente el sintagma “libertad de expresión”) es un avance real, y con pocos precedentes en la ya no tan breve historia de nuestra democracia reciente, relativo a la igualdad de expresión o de palabra, donde igualdad significa: producción y conservación de las condiciones materiales que la hacen efectivamente posible, condiciones que el mercado no genera de manera espontánea sino que requieren de una decisión política. Contra todo pensamiento único, esa igualdad es lo que permite hacer visibles las diferencias e inscribir en la lengua pública la contienda de las ideas que animan al cuerpo social, incluso lo inconmensurable que hay en él.
Parece finalmente haber llegado el momento de un gran salto de calidad institucional y social referido al uso de la palabra (que por lo demás, en un sentido más profundo desborda siempre lo que una ley es capaz de implementar), y por tanto al estatuto de la lengua. Y resulta curioso cómo el argumento más repetido de quienes en cualquier época reaccionan contra cambios orientados a una mayor igualdad es que nunca es el momento (como se aducía por ejemplo insistentemente contra la ley con la que el Congreso sancionó el voto femenino el 9 de septiembre de 1947).
Ese salto de calidad supone la complementación de los imprescindibles derechos liberales –como el de la libertad de expresión– con derechos democráticos y sociales como el de la igualdad de expresión (pero no sólo), desde siempre postergados, bloqueados y malogrados en su irrupción por quienes separan la libertad de la democracia, vuelven una contra la otra, y así arruinan a ambas.

* Profesor en la Universidad Nacional de Córdoba

lunes, 28 de septiembre de 2009

Solicitada: a los Senadores y al Pueblo de la Nación

Con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la democracia argentina está a punto de saldar una de sus deudas más largas y gravosas, al sustituir la ley de radiodifusión de la dictadura, y de dar un decisivo paso hacia la democratización real de la vida de nuestro pueblo. Nacida de intervenciones públicas y tenacidades militantes que la fueron enriqueciendo a lo largo de dos décadas (los "21 puntos de la iniciativa ciudadana para una ley de radiodifusión de la democracia" reflejan un nivel de intervención de la sociedad civil sin precedentes en nuestra historia), intensamente debatida en numerosos foros luego de que la tomara en sus manos la voluntad política de la Presidenta, la media sanción con que cuenta esta ley se debe al compromiso de una sólida y plural mayoría de diputados que decidieron apostar al bien común en vez de ceder a las presiones corporativas. La circulación democrática que tuvo antes y después de llegar al Congreso se corresponde con su efectiva condición desmonopolizadora: despejar obstáculos para que puedan expresarse múltiples y diferentes visiones, lenguajes, estéticas. Su legitimidad es incuestionable y cierta su necesidad.Nuestros senadores no ignoran que hay poderosos intereses políticos y económicos dispuestos a todo para impedir que este logro fundacional se concrete, y es precisamente por eso que más valorada aun será su decisión a la hora de optar por los intereses del pueblo y la Nación. Esta es una gran oportunidad para que decidan con la conciencia de defender a las mayorías que representan y no a las corporaciones que presionan para seguir expropiándonos la palabra.. Queremos poder decir que nuestros representantes en el Senado saben actuar con la responsabilidad de los que fundan y no con la mezquindad de los que calculan intereses. Que legislan para la historia y no para las tapas de los diarios. La Patria está pendiente, quizá como nunca antes, de la decisión del Senado de la Nación.


PARA DEPOSITAR LA CONTRIBUCIÓN:
Recordamos que aspiramos a publicar una solicitada de dos páginas y, en la medida de lo posible, sugerimos $100 como valor de referencia para el aporte individual. Desde ya que cada uno se ajustará a sus posibilidades. Para hacer efectivo el depósito deben acreditarlo a:Banco Credicoop, Cuenta Corriente No.070-553948/9, a nombre de nuestros compañeros María Vicenta Sanchez (Mary, para todos), Alejandro Rofman, Horacio González y Jorge Testero. La CBU es la siguiente: 1910070455007055394896

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Sandra Russo

Jorge Rendo: el fabricante de mentiras

Miradas al Sur - 26-09-2009

"Él era un fabricante de mentiras, él tenía las historias de cartón. Su vida era una fábula de lata sus ojos eran luces de neón. Y nunca tengas fe que sus mentiras puedan traer dolor."
Charly García


Por Eduardo Anguita

Cuando Jorge Fontevecchia decidió sacar Perfil diario, en 1998, recibió una fría invitación del CEO de Clarín, Héctor Magnetto. Se reunieron cuando en la redacción de la calle Piedras ya estaban con los primeros números cero. Magnetto salió del cuarto piso del edificio de la calle Tacuarí y el chofer lo llevó hasta un hotel porteño. Fontevecchia lo esperaba en un reservado. El de Clarín, siempre de pocas palabras, fue al grano:

–Vengo a aconsejarle que no se meta en el mercado de los diarios.

Fontevecchia, le replicó:

–Me tengo que meter en el mercado de los diarios porque ustedes se metieron en el de las revistas.

El dueño de Perfil aludía al relanzamiento de Viva, la revista dominical de Clarín, que pretendía sacarle lectores a Noticias y a Caras. El experimento de Fontevecchia fue breve. Cuando cerró abruptamente el diario, Magnetto no ocultó su alegría ante los pocos interlocutores que tenían acceso a su despacho.

Por aquellos días, el director de Relaciones Externas, Jorge Rendo, advertía a diputados y senadores con los que departía habitualmente, que no era necesario otro diario en la Argentina y que era una pena que Fontevecchia hubiera perdido tiempo y dinero. Sobre todo, explicaba Rendo con muy poca sutileza, porque el de Perfil era un muchacho con experiencia, hijo de un gran editor.

Rendo tuvo como norma no hacer declaraciones públicas. Su fuerte es el lobby, la sugerencia, la extorsión. Pero el universo empezó a derrumbarse y los habituales interlocutores ya no sienten temor ante el poderío de Rendo. Cayó el valor de las acciones del grupo, el contrato con la AFA tuvo un final abrupto, el Comfer decidió no validar la fusión de Multicanal y Cablevisión y en la Cámara de Diputados era un hecho que el proyecto de ley de Servicios Audiovisuales avanzaba. Fue entonces que, Magnetto, aquejado por su enfermedad, lejos de los recelos de otros tiempos, le pidió a Rendo que diera la cara. Y lo hizo nada menos que con una entrevista pactada con Fontevecchia, quien decidió sumarse a la cruzada de quien, diez años atrás, ayudó a que Perfil se hundiera. Dos periodistas de Perfil fueron a visitar a Rendo a su oficina y publicaron un largo reportaje que, entre otras fantasías, surgen cosas como la que sigue.

–¿Cómo explica los lazos que Kirchner le atribuye al Grupo con la dictadura?

–Como otra falsedad no exenta de hipocresía. Clarín fue uno de los diarios que más incomodó al gobierno militar por su crítica a la política económica de Martínez de Hoz, ya que consideramos que dañaba la industria nacional. De hecho, el famoso artículo 45° de la Ley de Radiodifusión de 1980, que prohibía a los diarios acceder a radio y TV, fue escrito contra Clarín y contra Héctor Ricardo García, dueño de Crónica. Esto lo dijo el semiólogo Oscar Landi. Así que me parece que se trata de otra de las distorsiones de la historia reciente a las que nos tienen acostumbrados los Kirchner.

Lo de Rendo no tiene vergüenza. Jamás Landi publicó semejante cosa. Resulta un insulto para un intelectual de larga trayectoria militante a quien Rendo le atribuye una visión conspirativa y pasatista a la hora de analizar el decreto 22.285, llamado ley de Radiodifusión. Recientemente, las hijas de Adolfo Castello, Carla y Daniela, ambas periodistas, salieron a denunciar la utilización del nombre de su padre, también fallecido, a quien sumaron con desfachatez a la pelea por defender sus intereses monopólicos.

–Respecto de Papel Prensa –continúa Rendo–, la compramos junto a otros dos diarios y la hicimos funcionar pese a las fuertes resistencias internas que había en el poder militar. Como usted sabe, la forma de controlar históricamente a los diarios fueron los aranceles aduaneros y el tipo de cambio. Con esta empresa el país no sólo ganó una industria, sino que el sector de diarios ganó mayor autonomía respecto de los gobiernos.

En este número de Miradas al Sur está contada la verdadera historia de Papel Prensa. Los dos periodistas de Perfil que le pusieron el grabador a Rendo, obviamente, tenían instrucciones de no repreguntar. Quizás ellos no sabían siquiera de aquella reunión entre Magnetto y Fontevecchia. Atrás quedaron las disputas.

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sábado, 26 de septiembre de 2009

Periodistas CÓMPLICES con la DICTADURA

[Reporte de las Madres] El sábado pasado, en el programa "Madres de la Plaza" que se emite por Canal 7, los sábados a las 14:30, Hebe de Bonafini leyó los nombres y el historial de los periodistas cómplices con la dictadura, muchos de los cuales siguen cumpliendo funciones centrales en los medios de comunicación.

A raíz de los correos enviados, solicitando la información difundida por Hebe, publicamos aquí el informe completo. Hablar de periodistas cómplices con la dictadura resulta prácticamente inabarcable, puesto que la mayoría de ellos apoyó, por acción u omisión, el Terrorismo de Estado. A partir del 24 de marzo de 1976, e incluso desde antes "convocando" al Golpe Militar, los medios transmitieron en "cadena" nacional y se convirtieron en la voz de la dictadura, para avalar así su genocidio.
Resulta mucho más sencillo hablar de las excepciones, de quienes se negaron a convertirse en cómplices de Terrorismo de Estado y que pagaron su coherencia con su propia vida o con el exilio, que mencionar a aquellos que utilizaron las páginas de los diarios para apoyar la dictadura y, luego, pretendieron esconderse o eludir sus responsabilidades.Aquí están los nombres de los periodistas que más fervor pusieron para sostener, apoyar y avalar el Terrorismo de Estado, las desapariciones y el genocidio llevado a cabo por la dictadura militar, lo que los convierte en cómplices absolutos de cada una de las 30.000 desapariciones.

Bernardo Neustadt: Ya fallecido, fue uno de los principales cómplices ideológicos de la dictadura militar. Desde su programa televisivo "Tiempo Nuevo" y desde la dirección de la revista Extra justificó y alentó el Terrorismo de Estado. Desde sus espacios "periodísticos" intentó presentar a los militares como "héroes" que habían salvado al país.

Mariano Grondona: Dirigía el mensuario Carta Política, desde donde salieron los principales apoyos a la dictadura. Firmaba sus editoriales en El Cronista Comercial bajo el seudónimo de Guicciardini, que fue un historiador y político italiano que impuso la idea de la "Razón de Estado": el recurso de la fuerza utilizada como instrumento excepcional para garantizar el orden en la sociedad. Tras el Golpe, escribió "El 24 de marzo aparece en escena un grupo de hombre atípicos en relación con la tradición reciente: una nueva generación militar […]". Cuando llegó la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Grondona escribió, bajo seudónimo lo siguiente "El Estado, en verdad, puede violar los derechos humanos de dos modos: por abusos o por ausencias de poder. En el primer caso es el responsable directo del entuerto. En el segundo es el responsable indirecto porque admite con su pasividad que el subversivo se enseñoree del campo y administre el miedo. Desde los tiempo más antiguos la doctrina política ha aceptado que hay solamente una situación peor que la tiranía: la anarquía. En la anarquía no hay un tirano sino miles. Por evitarlos, por obrar de otra manera, por creer que el derecho a la seguridad es un derecho humano que el Estado debe proteger, los argentinos recibimos hoy la visita de la CIDH. Esto es lo malo. Que están aquí porque somos derechos y humanos". Actualmente conduce un programa político en el cable y escribe sus columnas en el diario La Nación. Es uno de los periodistas que más trabaja por instalar un clima destituyente contra el Gobierno.

Joaquín Morales Solá: En 1975, Clarín lo convocó a Buenos Aires para ser prosecretario de la sección Política. Durante 12 años fue segundo jefe de Redacción y autor de la columna política dominical de ese diario. Renunció en enero de 1990. Actualmente es columnista de La Nación y conduce "Desde el Llano", en el canal de Cable TN, del Grupo Clarín. Según el libro El enigma del general, de Hernán López Echagüe, en marzo de 1976, Morales Solá compartió un asado con colegas como Renée Salas, Marcos Taire, entre otros periodistas, con el general genocida Antonio Domingo Bussi. El almuerzo se llevó a cabo en los salones del Regimiento de Infantería 19, en San Miguel de Tucumán, a contados metros de un Centro Clandestino de Detención. Al cabo del ágape, el general obsequió a cada uno de los periodistas presentes un pergamino en el que agradecía "su colaboración en la lucha contra la subversión". "Morales Solá tomó el suyo y acto continuo buscó el abrazo del general. Gleizer y Salas lo imitaron".

Ricardo Kirschbaum: Es Editor General del diario Clarín desde el 1 de abril de 2003. Ingresó al diario en 1976 y fue redactor, jefe y secretario de redacción de la sección política nacional. Fue el principal columnista político de Clarín en la edición dominical. En 1991, fue designado subdirector periodístico del diario. Fue Jefe de Parlamentarias y Jefe de la sección política del diario El Cronista Comercial hasta 1976. ¿Cuántos supuestos "enfrentamientos" habrá publicado Kirschbaum? ¿Cuántos nombres habrá silenciado? Kirschbaum presenció el negocio de Papel Prensa, en que la dictadura se asoció con Clarín, La Nación y La Razón.

Mauro Viale: Dos meses después de finalizado el Mundial, en la Revista Argentina ante el Mundo (septiembre-octubre del ’78), los periodistas deportivos Mauro Viale y Marcelo Araujo escribieron: "Fue el milagro argentino. Nadie discute que el país ganó el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978 antes de que se diera el puntapié inicial. Su organización, lograda contra los presagios, sorprendió al mundo [...] Los periodistas argentinos que tuvimos que convivir con nuestros colegas extranjeros durante esos días pudimos comprobar cómo en los más honestos de ellos –afortunadamente la mayoría– se disolvían los prejuicios que traían de sus países merced a la insidiosa propaganda motorizada por las organizaciones subversivas y los ingenuos de siempre [...] Es cierto que los argentinos todos vivieron por primera vez en décadas la oportunidad de salir a la calle bajo una sola bandera. Después de cuatro o cinco años de sufrir una guerra sucia, la guerra desatada por la subversión, surgió la ocasión de expresar entusiasmo". En la década del '90, un programa televisivo conducido por Mauro Viale simulaba, con actores profesionales, escenas de secuestro, torturas y asesinatos sufridos durante la dictadura. Dijo una vez a cámara, en tiempos de ATC y euforia menemista: "No tengo dilemas morales, yo soy periodista".

Samuel "Chiche" Gelblung: Era jefe de redacción de la revista Gente cuando se produjo el Golpe. Al año siguiente ya figuraba como "subdirector". En las páginas de Gente, los genocidas aparecían en la sección de "Vidriera", intentando insuflarle humanidad a todos los dictadores. Algunos testigos afirman que en las reuniones editoriales de la revista, propiedad de la Editorial Atlántida, participaban "gentes de uniforme". Gente fue una de las publicaciones gráficas que más atacó a las Madres de Plaza de Mayo y más insistió con la supuesta "campaña antiargentina", presuntamente elaborada en el exterior para desprestigiar a la Junta Militar, según publicaba la revista. Actualmente conduce la mañana en Radio Mitre y un programa en Canal 13, los sábados a la noche.

Claudio Escribano: Siempre trabajó en La Nación y desde muy joven ocupó cargos importantes. Es abogado, y realizó estudios vinculados al funcionamiento de las instituciones en los Estados Unidos. Lo nombraron encargado del área parlamentaria muy joven. Luego fue subjefe de política, y columnista política en la época en que las columnas aún no se firmaban. La Nación fue el diario que más colaboración le prestó a la Junta, a punto tal de sentirse "como en casa". En 1981 pronunció en la Asamblea de la SIP un discurso para descalificar las denuncias que venía realizando Jacobo Timerman a quien habían torturado y despojado del diario La Opinión.

Ernestina Herrera de Noble: Es poco lo que se puede agregar de la dueña de Clarín, el mayor multimedios del país. Es investigada por robo de bebés, en el caso de "adopción" de sus dos hijos. Fue una aliada estratégica de la dictadura. Chocó sus copas con Videla cuando en 1979 brindaron por la fundación de Papel Prensa, la papelera en la que se asociaron Clarín, La Nación y La Razón, junto con el Estado para abastecerse del papel y limitarlo a sus competidores.Desde sus páginas, Clarín apoyó la dictadura y hoy es uno de los principales opositores del Gobierno.

Magdalena Ruiz Guiñazú: Integró el lote de 16 periodistas mujeres que se sentó a la mesa de uno de los jefes de la represión de la dictadura, el ministro del interior Albano Harguindeguy en agosto de 1980. Durante el café que tomó en la Rosada de Videla, Magdalena casi le pidió disculpas al general al hablar de la censura: "No queremos que usted crea, señor ministro, que éstas son acusaciones en contra suyo. Son simplemente comentarios que le hacemos para que sepa qué es lo que se dice". Como integrante de la Conadep elaboró la teoría de los dos demonios. Su fanatismo por conseguir que se equiparara a militares con guerrilleros llegó a tal punto que, al declarar en el juicio a los Comandantes, se colocó en papel de víctima cuando contó que recibió una carta anónima con amenazas supuestamente firmado por Montoneros. Fue acusada por Osvaldo Papaleo, el ex secretario de informaciones del gobierno peronista de 1975, de ser amiga del ministro de la dictadura, José Martínez de Hoz, a quien cariñosamente llamaba Joe en sus programas de Radio Continental.

Renée Sallas - Alfredo Serra: Fueron los dos periodistas de la oficialista Gente que más escribieron a favor de la dictadura. Cuando Videla dejó su cargo, escribió: "Esta última tarde suya como Presidente de los Argentinos, cuando charlamos durante una hora y diez minutos en su despacho, tuve de pronto la certeza de que todo lo que había intuido de usted en estos cinco años no era desacertado. De que no me había equivocado –ni yo ni otros ciudadanos- cuando veíamos en usted a un hombre transparente, sincero, recto claro, prudente y reservado hasta la exasperación […] Me gustó usted, Videla, me gustó como persona, quiero decir, me gustó como compatriota". En plena dictadura le escribió una "Carta a un Político" (Raúl Alfonsín) donde le preguntaba "¿Por qué tanto apresuramiento?" para poner fin a la dictadura, "Primero construyamos la democracia, ¿no? Recién después pensemos en el voto", afirmaba. Recorría las redacciones de París Match, L'Express, Le Point, Le Monde y Le Figaro "para conocer las razones que los llevan a publicar notas contra la Argentina y qué argumentos tienen. En toda Europa hay una moda antiargentina. Es la moda de los intelectuales de izquierda. Es mucho más nota un jefe montonero que yo, y eso no lo dudes", diría una vez terminado el campeonato. Actualmente es parte del staff de la revista de Susana Giménez y hasta hace muy poco conducía un programa de espectáculos en Radio Ciudad.

Alfredo Serra: Entró en 1970 y aún pertenece a la Revista Gente. Es el Redactor Jefe General. Fue redactor, redactor especial, prosecretario, secretario, jefe de redacción, subdirector y director. Desde 1983 es redactor jefe general de Editorial Atlántida. Fue el periodista más obsecuente de la obsecuente revista Gente. El 1º de abril de 1976 escribió: "Cuando se habla del nuevo Presidente se habla de un moralista, de un hombre de otro tiempo, de una corrección personal, de una honestidad y de una pureza llevadas al límite del renunciamiento". Recorrió todos los rincones del país acompañando a las comitivas militares.

Humberto Kahn: en La Opinión tres días después del Golpe redactó: "Aparece claro que este movimiento militar no se puso en marcha contra ningún sector; no va contra el peronismo, como en 1955, ni contra la clase política, como en 1966. Los enemigos son solamente aquellos que han delinquido, ya sea desde la subversión o desde el poder".

Jorge Castro: Columnista internacional del diario Perfil. Integró la redacción de "Convicción", una de las publicaciones diseñadas para dar sustento al Terrorismo de Estado. Desde allí, escribió todo lo que pudo para apoyar la dictadura.

Wenceslao Bunge: Fue asesor Editorial de "Carta Política", el mensuario que dirigía Mariano Grondona y desde dónde se instauraban todas las operaciones periodísticas para justificar el Terrorismo de Estado. Luego fue, durante varios años, vocero de Alfredo Yabrán.

Juan S. Valmaggia: Fue Subdirector de La Nación en la época de la dictadura y creó la SIP, la Sociedad Interamericana de Prensa, que oficia como vocero y lobbysta de los intereses de las empresas mediáticas.

Jorge Fontevecchia: Fue director, editor y propietario de revista La Semana de Editorial Perfil, que brindó un cerrado apoyo a la dictadura. En febrero de 1977 escribió: "Cambio 16 es una revista semanal que se publica en Madrid. Su tendencia puede calificarse de izquierdista y su material orilla en algunas ocasiones la apología de la violencia [...] Como es obvio sus notas se ocupan prolijamente de hostilizar al actual gobierno y la prédica se centra en un tema de gran consumo en Europa: el de los derechos humanos".

Raúl Oscar Abdala: Luego del Mundial escribió: "La ocasión resultó propicia para que, aunque de refilón, miles y miles de extranjeros de toda procedencia hayan comprobado que aquí no se fusila ni se persigue o reprime a los ciudadanos pacíficos; que es posible criticar al gobierno: que impera un orden sin esos excesivos rigores que sistemáticamente echan mano los regímenes de inspiración comunista".

Julio Lagos: Se ocupaba de oficiar de locutor de la publicidad del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Ibérico Saint-Jean, cuyo jefe de policía era Ramón Camps. Actualmente conduce un programa en Radio del Plata.

José María Muñoz: Incitaba a su oyentes para que fueran a gritarle a las Madres de Plaza de Mayo frente al edificio de la OEA "que los argentinos somos derechos y humanos".

Constancio Vigil y Ernesto Cherquis Bialo: Después del triunfo futbolístico del mundial '78, Videla es reporteado por la plana mayor de la revista El Gráfico, su director Constancio C. Vigil y su jefe de redacción Ernesto Cherquis Bialo, quienes confiesan "lo placentera" que fue la entrevista y que "frente a él nos sentimos bien".

Aníbal Vigil: Fue el director de la Editorial Atlántida, que editaba Gente, Para Ti y Somos, desde donde no sólo se defendía el accionar de la dictadura, sino que se atacaba a las Madres y a los organismos de derechos humanos. Fueron capaces de inventar entrevistas para sostener la idea de que en Argentina se respetaban los derechos humanos.

Ramiro de Casabellas: "Buchoneaba" desde La Opinión (31/10/76) a abogados exiliados como Lucio Garzón Maceda y Gustavo Roca, en algún momento defensores de Agustín Tosco. En el mismo diario Luis Gregorich, al referirse al "gobierno" surgido en 1976, señalaba que postulaba "la defensa del pluralismo y de la organización democrática de la sociedad" (24/8/76).

Horacio Carballal: Censor oficial en Canal 9.

Aldo Proietto y Daniel Garzón: En 1977, Aldo Proietto, colaborador del general Etchegoyen desde la dirección de prensa de la provincia del Chubut, con Daniel Garzón se hicieron cargo del aparato de prensa del EAM '78 que dirigía el almirante Lacoste. Garzón pasó a llamarse Galotto y con Proietto fueron parte de El Gráfico.

Hugo Ezequiel Lezama: Elogiado por Camps, dirigía el diario Convicción, creado para la continuidad del "proceso".

Vicente Massot: Director del reaccionario diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca.

Félix Luna: Junto con el editor de Todo es Historia, Emilio Perina (en realidad Moisés Kostantinowsky), puso la publicación al servicio de José Martínez de Hoz (además se le editaba un pasquín llamado Precisiones que escribía José Gobello, por entonces columnista de los noticieros de Canal 11).

Carlos Acuña Ramos Mejía: Luego columnista apologético de Seineldín en La Prensa, era presidente del directorio de la agencia oficial de noticias Telam durante la dictadura.


Además en los registros de la CONADEP son mencionados diversos periodistas vinculados a los actos vandálicos de la dictadura. Por ejemplo: Víctor Lapegna, Luis María Castellanos y Guillermo Aronín. A ellos habría que sumar a Héctor Sayago, Edgardo Arribillaga y Héctor del Mar, todos hombres de MasseraDaniel Mendoza, José Gómez Fuentes, Nicolás Kasanzew, fueron las caras visibles de la dictadura en tiempos de Malvinas, junto a quienes no daban la cara pues dirigían los noticieros como Luis Clur, Abel Maloney y tantos otros.

Hector Timerman: “Clarín hace defensa de la Dictadura”

[Telam] El embajador argentino en Estados Unidos, Héctor Timerman, afirmó hoy que desde las editoriales publicadas en ese matutino "lo que están haciendo no es defender simplemente al monopolio Clarín. Lo que están haciendo es defendiendo una de las leyes clave de la dictadura".

Timerman afirmó hoy que el proyecto de ley de comunicación audiovisual "nos coloca dentro del mundo democrático y moderno", donde "la libertad de expresión se da cuando hay mayor cantidad de fuentes de acceso a la información".
Timerman defendió el proyecto del Poder Ejecutivo que ya tiene media sanción de Diputados "como periodista y como hijo de un periodista muy conocido en el mundo", al referirse al fallecido director del diario La Opinión, Jacobo Timerman.
En declaraciones a radio Diez, el funcionario señaló que la legislación en los Estados Unidos "es mucho más restrictiva", al compararla con la ley que será debatida en el Senado.
Destacó que en ese país "hace muchos años que es imposible tener un monopolio mediático", y repasó la historia de los Estados Unidos en esa materia.
"Son famosos por romper monopolios", dijo al mencionar que "el primero que rompe es el de la industria del petróleo que obliga a la familia Rockefeller a deshacerse de la mitad de su imperio petrolero", y agregó que "en los '80 se decide a romper el emporio telefónico y se crean siete empresas".
Asimismo, Timerman opinó sobre "el rol que están jugando los directivos periodísticos del diario Clarín", al señalar que "deja mucho que desear" porque "defienden una ley de la dictadura que impedía el acceso a la información".
"Lo que están haciendo no es defender simplemente al monopolio de una empresa, sino que defienden una ley de la dictadura, como en los editoriales donde no quieren que se cambie o quieren trabar una ley que reemplace la de la dictadura", consideró.
Agregó que "lo que están haciendo es la defensa de la dictadura, porque están defendiendo una de las leyes clave de la dictadura que impedía el acceso a la información y la distribución de la información".
En ese sentido, agregó: "me duele porque son periodistas de mi generación y mientras esa ley que hoy protegen era sancionada, muchos de sus compañeros eran torturados y asesinados".
"Tanto (Ricardo) Kirschbaum, como (Ricardo) Roa, (Eduardo) Van der Kooy, podrán defender los intereses de Clarín, pero nadie va a olvidar que lo que defendieron es la esencia de la dictadura argentina. Algún día las academias de periodismo van a estudiar esa actitud y no va a ser para elogiarlos", concluyó.

1977 - Clarín: van der Kooy y Kirschbaum

Corría el 1 de Diciembre de 1977, Clarín publicaba en su página 4 de la sección política la nota que aparece en formato de imagen para descargar. "Dialogo con extremistas que se entregaron voluntariamente"; "La ardua recuperación".

"Invitados por el Comando en jefe del ejercito, un grupo de periodistas pudo apreciar, como viven en la actualidad ex integrantes de células subversivas que se presentaron espontáneamente a las autoridades militares". "Los hombres de prensa observaron las instalaciones donde se encuentran alojados e incluso, pudieron dialogar con algunos jóvenes".

La nota es para descargar, difundir y leer detenidamente. Cabe destacar el siguiente párrafo en donde se habla de trabajo de recuperación: "Esta experiencia se realiza con el directo apoyo de un equipo interdisciplinario, compuesto por médicos, psicólogos, asistentes sociales, abogados que prestan asistencia a los detenidos y que tratan de resolver sus problemas y el de sus familias. Los reclusos nunca fueron sometidos a ningún tipo de adoctrinamiento político o de reeducación".

Sería interesante saber si se acuerdan Eduardo van der Kooy y Ricardo Kirschbaum que en esa época trabajaban en la sección de política, si podrían dar más información sobre este lugar y de las personas que entrevistaron y cómo descubrieron ese lugar. Si aportaron esta información a los organismos de derechos humanos. Si realmente existió este lugar y si la nota no fue armada en complicidad con la dictadura.

La solidaridad no se rinde

Por Osvaldo Bayer - Página 12 - 26-10-09
A pesar de ese pasado del espanto, la vida no se rinde. Vimos cómo en estos días se recordó, por ejemplo, el "Cordobazo" con aquel Agustín Tosco, grito de piedra pero sensible como pocos a la palabra solidaridad; vimos cómo se recordó a esos adolescentes increíbles de "La Noche de los Lápices" (a pesar de la pequeñez más que mezquina de esa directora del colegio que quiso amonestar a los adolescentes que salieron del colegio a recordarlos la semana pasada). Pero sí, se los recordó, con todo el dolor y la vergüenza de que argentinos hayan cometido esos crímenes tan cobardes y de una perversidad que nunca podrá superarse en la historia de la iniquidad humana. Y podemos seguir: que por fin se discuta la ley de medios de la dictadura que ningún gobierno elegido se atrevió a tocar desde 1983. (Sí, increíble, pensando que cuando cayó el nazismo alemán, todos aquellos medios que lo habían apoyado fueron callados para siempre, mientras que aquí no se tocó para nada a todos aquellos que alabaron en la peor rufianería a los criminales de la desaparición de personas con el argumento que emplearon esos gobiernos posteriores de "hay que mirar para adelante" o todo fue por la "obediencia debida" y pongámosle el "punto final".)
Pero no nos detengamos en ello. Hay otras fuerzas que van surgiendo cada vez más. La auténtica democracia, la que surge del llamado espontaneísmo de las bases. Me tocó ver en la escuela secundaria de la Villa 31, así, ahí, la de Retiro, cuando los alumnos pidieron saber algo más de las huelgas patagónicas del año '21 y, luego del debate, un conjunto folklórico de pibes tocaron canciones criollas y resolvieron ponerle a su conjunto el nombre de "Facón Grande", aquel gaucho entrerriano que en la Patagonia marchó al frente de las peonadas a pedir más justicia y dignidad y fue fusilado por el Ejército Argentino en el gobierno radical de Yrigoyen. O cuando, apenas hace unas horas, el Concejo Deliberante del partido de San Martín resolvió apoyar el proyecto del monumento a la mujer originaria, que se hará con las llaves de bronce en desuso que donen todas las manos generosas. O cuando el club socialista alemán Vorwärts llevó a cabo un acto en homenaje al escritor más popular de la época, nuestro tan querido Osvaldo Soriano, por su amor por el pueblo y el llevar al protagonismo siempre hombres sencillos salidos de los recovecos de una sociedad injusta. O cuando justamente el jueves pasado, en Corral de Bustos –busque el lector en el mapa para saber dónde queda–, se llevó a cabo un debate acerca de los derechos de los pueblos originarios para que se los respete y que se enseñe la historia del genocidio y la esclavitud venida de Europa y continuada por los descendientes occidentales y cristianos. O, por ejemplo, siguen los ecos por el triunfo de los cooperativistas de Zanon, con el logro de la expropiación de la misma por la provincia, que termina con la incongruencia irracional de que la fábrica siguiera perteneciendo a los capitalistas que la abandonaron a costa de sus trabajadores. O la organización "Central Popular de Lucha" que comenzará el lunes 28, al mediodía, con una huelga de hambre frente al Congreso, con el lema: "Para acabar con la pobreza y la desigualdad hay que empezar a terminar con los privilegios".
No, no todo es lo superfluo de la televisión lo que domina, ni Maradona es el único tema de nuestras calles y nuestras inmensas llanuras. Por ejemplo, el caso Terrabusi debe pasar al primer plano del debate y no conformarnos con las opiniones de los burócratas situacionistas. El tema de las empresas que dejan cesantes a decenas de trabajadores debe pasar a ser el centro de la información. Debe pasar a debatirse en los medios, en las aulas universitarias, en las organizaciones barriales, sí, claro, y también en los templos, que para ese fin fundamental debieran existir: la paz, la solidaridad, la sonrisa eterna de la felicidad en el rostro de quienes promueven la producción y el bienestar con sus cuerpos y cerebros.
Y aquí no podemos dejar de señalar a los defensores de la naturaleza a ultranza. He leído hace poco el informe "Proyecto Verde 2009", justo para el Día del Arbol, redactado por la Sociedad Alihuen, de Santa Rosa, La Pampa. Alihuen es una palabra mapuche que significa "Arbol en pie". El nombre lo dice todo y habla ya, desde el título, de una tradición de los pueblos originarios que hay que defender: el cuidado de la naturaleza y uno de sus principales soportes, el árbol. Recuerdo que, siendo niño, presencié en Tucumán una ceremonia donde, justo, la gente originaria de esas latitudes realizaba una ceremonia en la cual acariciaban a los árboles, a sus hojas y sus troncos. Y luego recordaban el despojo de sus tierras que sufrieron los indios quilmes, desalojados por los conquistadores españoles y trasladados a lo que hoy es el Quilmes bonaerense. Me impresionó el texto del "Proyecto Verde 2009", que partió con una encuesta de barrio por barrio en la capital pampeana con preguntas a todos los habitantes acerca de los espacios verdes, para que se interesen sobre los árboles de sus veredas, de sus rutas, como un problema sustancial de vida. Enseñar ese deber ciudadano. Y proponer soluciones para luego llevarlas a cabo, empujar a sus representantes a mirar lo verde para que no se vuelva todo amarillo. Que el ciudadano protagonice la defensa de la naturaleza y no que todo quede en manos de quienes, desde el dinero, permiten una explotación minera perniciosa y fatal para el futuro. Eso es sentirse protagonista, es ser verdaderamente democrático y no conformarse sólo con poner un papelito con nombres en una urna cuando lo convocan a votar candidatos. Y hermoso el nombre de Alihuen, justo un concepto usado por los pueblos nativos. Por eso también me pareció un paso adelante lo que ha llevado a cabo la Universidad Nacional de Rosario: la creación de una cátedra llamada "Pueblos originarios", para aprender de su cultura, profundizarla, revisar la historia y sus principios de "progreso". El debate. La inclusión de todo lo bueno que pueda significar verdadero progreso. Que no puede significar otra cosa que defensa de la vida.
Por eso me gustó el coraje civil de los miembros del Concejo Deliberante de Salto, que resolvieron terminar con el nombre de una calle dedicada al genocida coronel Rauch, contratado por Rivadavia para exterminar a los ranqueles, habitantes de las pampas bonaerenses que –según Mansilla– "eran más buenos con sus mujeres que nosotros, los de origen europeo". Rauch, el europeo mercenario, ganó dinero por matar. Aquí en la Capital, la diagonal entre Corrientes y Riobamba que llevaba ese nombre pasó a tener el digno y popular nombre de Discépolo, el poeta del pueblo. Pero muy pronto, los correveidiles del poder de turno le pusieron el nombre del asesino Rauch a una calle allí nomás, entre Salguero y Medrano. Pero ciudadanos conscientes me han comunicado que siguen la lucha, a pesar de Macri.
También en el arte vemos que la gente generosa no se rinde: hemos podido ver que en el Bauen, ese antiguo hotel de lujo convertido en un lugar del pueblo por los trabajadores del mismo, se exhibe en su sala teatral una versión ejemplar del Sacco y Vanzetti. Con actores y actrices platenses que enaltecen con su capacidad esa tragedia de los trabajadores italianos condenados a la silla eléctrica por el poder omnímodo del sistema de Washington, sólo por ser luchadores del pueblo. Cuarenta años después de ese asesinato "legal", la Justicia norteamericana pedía disculpas al mundo por haberse "equivocado". El cinismo a veces no tiene límites. Sí, y todo en nombre de la "democracia". O por ejemplo, otra obra teatral, las Memorias del agua, de Jorge Gómez, donde justamente se trata con soberana ironía el sistema que destruye la vida al convertir los torrentes de agua del mundo natural en gotitas tratadas con instrumentos y la lucha del hombre para detener la destrucción de la naturaleza que ese sistema realiza sin escrúpulos. Una obra penetrante, terrible, que refleja el sistema egoísta que nos está destruyendo. Y desde allí, al teatro Cervantes, donde esa increíble Cecilia Rosetto nos pasea por la canción, el amor, el canto a los sentimientos de la hermosa humildad de los paisajes latinoamericanos y nos devuelve a la infancia con el color de las melodías de aquellos barrios porteños. El arte que defiende los verdaderos valores que un sistema y la cobardía del poder que domina al mundo trata de quitarnos allí donde la palabra "ganancia" y "réditos" atropella diariamente lo que tiene que ser la esencia del ser humano: la paz, la mano abierta, la sonrisa eterna de nuestros niños. Por eso, lo repetiremos por enésima vez: no hay verdadera democracia donde hay niños con hambre, no hay verdadera democracia donde hay villas miseria, no hay verdadera democracia donde hay desocupados.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ley de medios y resistencia hondureña

Buenos Aires Económico - 25-09-2009

por Carlos Girotti

Se ha dicho, se dice y se dirá aún mucho más sobre la ley de servicios de comunicación audiovisual. El debate en el Senado, incluyendo todas sus aristas filosas, así lo indica. Sin embargo, un hecho completamente alejado de esa polémica, y hasta de la labor parlamentaria, sugiere una mirada distinta: Manuel Zelaya, presidente constitucional de Honduras, regresó clandestinamente a su país y se encuentra alojado en la embajada brasileña como huésped oficial. ¿Qué tiene que ver esto con la "ley de medios"? Mucho.
Desde el 28 de junio –y no sería atinado apelar a las coincidencias de sucesos y fechas– la abrumadora mayoría de los medios periodísticos hondureños cerró filas junto a la banda golpista encabezada por Micheletti. No había más que sintonizar los canales de la televisión privada argentina –para no hablar ya de la CNN– y descubrir que los corresponsales hondureños se referían a Manuel Zelaya como si él fuera el golpista y el gobierno de facto un instituto de la Constitución. Desde ya que eso no resultaba curioso ni sorprendente como sí lo era que aquí, en los estudios locales de los noticieros, nadie corrigiera a los colegas hondureños y hasta Mirtha Legrand se permitiera aquel exabrupto imperecedero cuando ya la Presidenta de los argentinos había picado en punta para defender al gobierno del mandatario depuesto y desterrado. A su modo, los grandes medios argentinos demoraron muchísimo tiempo en acompasar su discurso cómplice con los golpistas con el giro antagónico que adoptaban todos los gobiernos democráticos de la región. Hubo excepciones, por supuesto, honrosas y valientes excepciones que no hicieron más que contrastar su solitaria dignidad periodística con la adocenada conducta de los adalides de la prensa independiente (del control público y social). Pero ello ocurrió también en Honduras y continúa ocurriendo.
En efecto, las emisiones de las radios Liberada, Globo y Progreso, interferidas una y otra vez, no cesaron de llegar por intermedio de Internet. Replicadas por estaciones solidarias en Guatemala, Venezuela, Ecuador y otros países, esas voces del periodismo democrático y antigolpista constituyen hoy la puerta de entrada a la Honduras de la resistencia. Sus movileros y corresponsales no son otros que los dirigentes y manifestantes del pueblo catracho. A cada instante, sea cual fuere el lugar donde se encuentra la acción contra los golpistas, estas radios informan a los hondureños y a toda la comunidad internacional sobre el estado de situación. Es conmovedor escucharlas. Basta ingresar en la red y conectarse a sus vínculos (Liberada: http://radioeslodemenos.blogspot.com/; Globo: http://www.radioglobohonduras.com/; Progreso: http://radioprogresohn.com/) para tener una dimensión exacta de lo que aquí se dice. No hay lugar para una interpretación equivocada: las tres radios son la voz sistemática de la resistencia y nada que no fuera una brutal agresión de los golpistas podría acallarlas. Por eso insisten, persisten y se afirman en el mandato que han asumido como propio: restituir a Manuel Zelaya en el gobierno de la nación y arrinconar con su prédica constante a la banda golpista. Sin proponérselo, estas radios hondureñas han venido a sentar un precedente en toda la región que resultará muy difícil de obviar a la hora de discutir democráticamente el agresivo papel que cumplen los grandes monopolios de la comunicación. Es más, ya no será posible ignorar que estas voces, insubordinadas contra el autoritarismo más descarnado –verdadero pinochetismo redivivo con la concentración de detenidos en el estadio de la Villa Olímpica– serán mañana las voces que, con otros acentos y tonadas, se alzarán en cualquier país de la región para enfrentar todo regreso a la barbarie.
Esta histórica lección no debe pasar desapercibida para los senadores argentinos. Algunos, desde la mejor de las intenciones, podrán discutir tal o cual artículo de la ley que salió con media sanción de la Cámara de Diputados; otros pretenderán dilatar los debates so pretexto de cualquier argumento cuando, en verdad, lo único que los anima es impedir que esta norma se convierta en una verdadera ley de la democracia. Pero unos y otros habrán de saber que, aun en las peores circunstancias, los pueblos crean, al calor de sus luchas contra la opresión, vías de comunicación que ninguna legislación avanzada debería obviar. Es más, la experiencia hondureña sirve de estímulo para que en muchos ámbitos vinculados con las organizaciones populares argentinas, ya se esté discutiendo la puesta en el aire de numerosas experiencias radiales vía Internet, amén de las que ya existen. Son experiencias germinales, verdaderas iniciativas de puesta a punto y experimentación de formas de comunicación que, bajo ningún concepto, admitirían ni consentirían que "la ley de medios" quedara en aguas de borraja.
Es que de un modo no programado ni previsto, respondiendo casi desde la intuición, va cobrando forma y contenido un acuerdo antagónico al que pretenden configurar las derechas locales a partir del 10 de diciembre próximo. Si las oficinas de la Vicepresidencia de la Nación van convirtiéndose en un búnker para el desgaste y la erosión permanente del proceso institucional, así también las voces populares van unificándose como ocurriera con el respaldo a la votación mayoritaria de los Diputados. Y esta disputa no cesará en su intensidad. Cuanto más se afanen las derechas por aherrojar la vitalidad democrática, más iniciativas surgirán desde el campo popular. Ahora es el tema de la comunicación, pero mañana será indefectiblemente otro aunque, para entonces y al igual que en Honduras, la comunicación propia será indefectiblemente un instrumento de organización.
Los Senadores de la Nación están frente a una oportunidad irrepetible: avanzan en el camino indeleble que está marcando la voz popular en toda la región y, por ende, democratizan definitivamente el acceso a los medios de comunicación, o habrán de someterse a la crítica, el juicio y la resistencia constantes de quienes jamás serán acallados por más mordazas que les impongan. Ahí está, sin más, la histórica experiencia del pueblo hondureño.

Roberto Quesada

"Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos".
Simón Bolívar

Hoy no he tenido tiempo de escribir, digo escribir no opinar. Esa palabra, opinar, podría perjudicarme. Perjudica a cualquiera que provenga de un país en el que se creía que ya la democracia era una realidad, que la democracia caminaba hacia su fortalecimiento. Democracia participativa.
Hasta hoy he estado engañado, creí que era hijo de un país en el que se podía hablar, cantar, escribir libremente. Era hermoso soñarlo así, pensarlo así. Creí que las batallas eran entre ideas, que las elecciones se ganaban en las urnas, que preguntar ni responder no eran crímenes.
Hoy sólo garabateo estas letras a la velocidad del perseguido, ha sido un día domingo, cuando las Naciones Unidas permanece cerrada, hoy ha estado abierta para Honduras, exclusivamente para que Honduras se manifieste, para que Honduras cuente lo que está pasando allí adentro, y ya todo se sabe en el mundo entero, no se ha podido tapar el sol con un dedo.
Se sabe de que el presidente Manuel Zelaya fue sacado a la fuerza de su casa, subido en un avión con rumbo desconocido para él, hasta que llegó a Costa Rica, que se silenciaron los órganos informativos gubernamentales, que cortaron la energía eléctrica, que se maltrataron a embajadores que representan a sus países en el nuestro, que se ha aterrorizado, preparado a la gente desde hace algún tiempo, con tremenda batalla mediática, para este momento de acuchillar a la democracia. La democracia está sangrando en Honduras y, por ende, en América Latina y el mundo.
Es momento de reflexión, hay tiempo para no terminar de hundir a Honduras, la salida única es restituir al Presidente Constitucional Manuel Zelaya Rosales, pues ningún país, encabezados por la Unión Europea y los Estados Unidos, reconocerá a otro presidente que no sea Zelaya. Y nadie, ni siquiera las potencias, pueden sobrevivir aisladas del concierto de naciones. Nadie sobrevive a eso. Reflexiones, que al final el pueblo es que paga, pues con la condena y sanciones internacionales quienes van a sufrir son los hondureños clase media, clase baja.
Lo de atentar contra la Consulta Popular ya lo lograron, si ese era el objetivo primordial pues siéntanse conformes con ello y devuélvanle la democracia al país, devuélvanle la silla del mando al presidente Zelaya que fue puesto allí por el pueblo, y sólo el pueblo puede quitarlo.
Me preguntó una periodista: ¿Qué pasa en tu país? Y le contesté: No me preguntes pues vengo de una tierra en donde se prohíbe consultar y, por consecuencia, responder. Podría costarme la vida, así que sin preguntas y sin respuestas, así como quieren algunos someter al pueblo hondureño, amordazarlo de tal forma que no tenga siquiera derecho al grito de dolor.

Naciones Unidas, Nueva York

Honduras Resiste!!!

Mel Zelaya Presidente!!!

Secuencias de la represión y de la resistencia

Honduras no se rinde

jueves, 24 de septiembre de 2009

La ley de medios, la democracia, el consenso y la política

Buenos Aires Económico - 22-09-2009

por Ricardo Forster

Son raras las coyunturas políticas en las que en el interior de una sociedad se discute con la intensidad con la que se lo está haciendo en nuestro país. Son extraños esos momentos en los que se despejan los eufemismos y caen los velos para mostrar una escena fuertemente atravesada por el litigio en torno de diferentes proyectos. Más sorprendentes resultan esas épocas en las que los dispositivos naturalizados de los poderosos quedan al descubierto ofreciendo, para quien esté atento y dispuesto a verlo, el núcleo de sus intereses. Algo de todo esto es lo que viene aconteciendo en nuestro país desde que se desató el conflicto alrededor de la resolución 125; un conflicto que supuso una inflexión decisiva no sólo en el derrotero del kirchnerismo sino que también lo supuso para las fuerzas del establishment económico, mediático y político que buscaban recuperar el terreno perdido desde el 2003. Pero, y no en menor medida, habilitó, en amplios sectores de la sociedad, el indispensable debate político, recuperando entusiasmos y formas de participación que, a lo largo de la década del ‘90, habían quedado vedados o marginalizados. Argentina se convirtió en una caldera alimentada por disputas y atravesada por conflictos que venían a poner en evidencia que en el interior de una democracia lo que se discute no son sólo cuestiones formales o de procedimiento; lo que se discute, lo que se viene discutiendo desde marzo de 2008, son modelos contrapuestos de país y de sociedad. Algo de eso se pudo ver el año pasado cuando el eje del conflicto fueron las retenciones o, luego, cuando el Gobierno tomó la decisión de reestatizar el sistema jubilatorio. Ahora, y con no menor intensidad, lo volvemos a comprobar cuando el eje de la disputa se desplazó hacia el proyecto de ley de medios de comunicación audiovisual. Como si fuera un filoso bisturí que logra llegar hasta el hueso, la iniciativa del Gobierno (una iniciativa que supo recoger años de lucha llevada adelante por la Coalición por una Radiodifusión Democrática y por muchos otros actores sociales y culturales) logró poner en evidencia la brutal discrecionalidad con la que se manejan los grandes grupos económico-mediáticos. Abrió una sorprendente caja de Pandora de la que comenzaron a salir las impunidades y las infinitas maniobras que, desde los tiempos ominosos de la dictadura pasando por la infamia menemista, les permitieron a esos grupos acumular poder, riquezas e influencias. Desde el negociado de Papel Prensa hasta las modificaciones y agregados que se le hicieron a la ley de la dictadura para beneficiar la concentración monopólica, los argentinos, con conciencia o sin ella, fuimos testigos de un crecimiento exponencial del poder mediático que supo, además, apropiarse astutamente de las nuevas tecnologías de la comunicación, tecnologías que les abrieron el camino hacia el pleno dominio de la circulación de la información, de los bienes cultural-simbólicos y de la comunicación por la totalidad del país. Tuvieron que pasar 26 años para que un gobierno democrático pudiera finalmente no sólo inaugurar el debate sino, más importante y significativo, hacerlo en el lugar clave de la propia democracia: el Congreso de la Nación. Ni el más ingenuo de los ciudadanos podría dejar de preguntarse por qué tuvieron que transcurrir casi tres décadas para desprendernos del venenoso legado de la dictadura videlista. ¿A quiénes benefició esa eterna postergación? ¿Quiénes buscaron por todos los medios abortar cualquier iniciativa que se intentó desde el comienzo de la recuperación democrática? ¿Por qué tanta obscenidad en la defensa a ultranza de intereses empresariales transformados, por gracia de la fantasía de la corporación mediática, en intereses públicos? El intenso debate que abrió el proyecto se vio enriquecido a lo largo de varios meses por los foros que en distintas provincias, y en general en el marco de las universidades nacionales, permitieron que multitud de opiniones pudieran debatir democráticamente mejorando sustancialmente la primera versión del proyecto que, cuando entró a la Cámara de Diputados de la Nación, volvería a encontrarse con otras modificaciones y agregados que serían los que acabarían por darle la puntada final a una ley que viene no sólo a sustituir la urdida por los esbirros y censores de la dictadura, sino, fundamentalmente, a legislar en favor de una distribución genuinamente democrática de la comunicación y de la información rompiendo toda posibilidad de concentración monopólica. Es, sencillamente, la oportunidad de profundizar la trama de la democracia haciendo visibles a multitud de actores sociales, culturales, económicos y políticos que permanecían, por la misma lógica de la concentración y del negocio, al margen de los medios de comunicación. Pero lo que también puso en evidencia este arduo y fundamental debate es de qué modo se construyen los consensos, mostrando que no se trata de un abandono de las posiciones de cada quien sino de la consolidación de acuerdos basados en visiones convergentes. El consenso no debe ocultar las diferencias y los conflictos, ni debe quedar reducido a los modos propios de los lenguajes gerenciales. Debe nacer de confluencias, algunas puntuales y otras más estratégicas. Hoy, ese consenso que permitió que una amplia mayoría de diputados votara positivamente la nueva ley de medios audiovisuales, viene a expresar que no sólo es posible lograr que los sectores populares, progresistas y de centroizquierda actúen en común sino, también, pone en evidencia de qué modo se comporta la oposición liberal conservadora a la hora de intentar deslegitimar un acontecimiento profunda y decisivamente democrático. El Gobierno logró ampliar la base de sustentación de su proyecto aceptando modificaciones importantes pedidas por aquellos sectores de la oposición que estaban dispuestos a acompañar una ley de la que también se sienten constructores. Pero, y esto es central y significativo en términos políticos, lo que se evidenció es qué intereses y qué idea de democracia defienden aquellos que se retiraron de la cámara a la hora de los debates finales y de la votación. Sus chicanas, sus argumentos vacíos y triviales, su incoherencia e impudicia respecto de lo que sus propios partidos dijeron e hicieron en relación a una nueva ley de medios, estuvieron dirigidos a defender a la corporación mediática imaginando los futuros favores que ésta podría hacerles. Ellos actuaron no sólo buscando esos favores, lo hicieron fundamentalmente porque saben de la importancia que esas corporaciones tienen a la hora de defender un orden social político injusto y desigual. Saben que para perpetuar una Argentina para pocos es imprescindible contar con los instrumentos de la comunicación. También saben que la confluencia de un amplio espectro de actores populares y progresistas constituye un desafío relevante a su modelo de país. Algo de esto sucedió la noche en la que 147 diputados tuvieron la valentía de rebelarse contra el chantaje de los grandes medios de comunicación. Ahora es el turno de los senadores, ellos también deberán enfrentarse a presiones durísimas para estar a la altura de las demandas de la historia.