sábado, 20 de junio de 2009

La violencia semiótica del Frepam

Los compañeros y compañeras del Movimiento Evita - La Pampa repudian las declaraciones respecto al “neocamporismo o neosetentismo de los Kirchner” vertidas por el vástago de Alfonsín, que sigue siendo el “hijo de”, por más que el senador Juan Carlos Marino intente legitimar e independizarlo de la tutela de su padre; será que este pampeano también carga con la misma dependencia en la historia política, porque responde sin titubear a las directivas de Enrique “Coti” Nosiglia.
Enaltecemos la figura del compañero Héctor José Cámpora, por su compromiso con la Patria y con el Movimiento Nacional Peronista. Recuérdese, entre otras participaciones y de su militancia irrestricta, que se presentó en las elecciones de marzo de 1973 como candidato a presidente de Argentina por el FreJuLi. Triunfó con más del 49.5% de los votos. El líder radical, Ricardo Balbín, había salido segundo con un 21,3%, y, como el FreJuLi no había obtenido más del 50% de los votos tenía que realizarse un ballotage; sin embargo, Balbín reconoció la victoria de Cámpora y renunció al ballotage. El delegado de Perón asumió el 25 de mayo de 1973, culminando el período dictatorial de la autoproclamada Revolución Argentina.
Participaron en el acto de investidura, entre otros, el entonces presidente socialista de Chile, Salvador Allende, y el de Cuba, Osvaldo Dorticó. En la Plaza de Mayo se concentraron para recibirlo más de un millón de personas. Ese día, Cámpora, custodiado a la par de cientos de seguidores, asumió la Presidencia y en su discurso inaugural dijo:

“Abrigo la esperanza de dar término a mis funciones acompañado por el afecto de mis compañeros y de mis amigos, y el respeto de mis adversarios. Sé que he de lograrlo, como ha sido hasta ahora, porque trataré, con honestidad, de hacer lo que el Pueblo quiere”.

Por eso rechazamos por improcedentes a las alusiones que menoscaban la memoria de un patriota; quizá Ricardo Alfonsín, que se encaramó sobre la muerte de su progenitor, debería tener un poca más de memoria y respeto; justamente, porque Cámpora al producirse el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, al que sirvieron 310 intentendes radicales, además de algunos peronistas, socialistas e intransigentes, tuvo que refugiarse en la embajada de México en Buenos Aires, donde permaneció allí por más de tres años hasta que, ya gravemente enfermo de cáncer, el gobierno militar le permitió viajar hacia México, donde murió poco después, desarraigado de su país.
Al contrario de su padre, Raúl Alfonsín, que no sólo fue despedido con unas exequias multitudinarias, sino que la presidenta de todos los argentinos, Cristina Fernández de Kirchner, lo había homenajeado, reconociendo su valía en el campo político, en la misma Casa Rosada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es lamentable lo de estos radicales.

La publicidad de campaña es "pongale un freno a Kirchner" en vez de decir no se algo relativo a las virtudes por las cuales los deberían votar.

Abrazo compañeros.