sábado, 20 de junio de 2009

La vieja práctica del corralón radical

Al energúmeno de Gualeguaychú se le saltó la cadena una vez más, y evidenció su vocación antidemocrática, tal cual lo hizo el marrano de la Ciudad Autónoma, Mauricio Macri, al decir que volvería a privatizar las empresas que ha recuperado el Estado.
Alfredo de Angeli declaró “Yo sé que esto a mucha gente por ahí no le gusta, pero en el campo hay que juntar a todos los empleados en las estancias, subirlos a la camioneta y decirles claramente a quién hay que votar si no quieren fundirse”.
Y desde todos los sectores que compartían la estrategia para debilitar al Gobierno Nacional y Popular intentaron despegarse de tan errónea bravuconada. Pero la historia los condena, y por más que Marino y Forte salgan a criticar al presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos y poner distancia, su partido centenario también hacía lo mismo, es decir, era una práctica que se llevaba a cabo cada vez que había elecciones, implementada antes de que apareciera “el hecho maldito del país burgués”, o sea, el peronismo. A las pruebas remitimos...

Foto Mariana Araujo

Sobre este punto, el miembro informante de la comisión a cargo de la defensa del proyecto en la cámara de diputados recuerda que:

“Santa Fe sufrió también el agravio que los gobernantes radicales inferían a la cultura política de la república al proceder al secuestro de la libreta de enrolamiento de los ciudadanos desafectos al credo oficialista. En San Javier tomó características alarmantes la actividad del yrigoyenismo en la persecución del sufragante. Cuando estalló la revolución del 6 de septiembre, existían en poder de la policía radical de San Javier seiscientas libretas. Asumía la policía un rol político preponderante y prácticamente incontrarrestable”. (Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe (DSCD), abril de 1932, pág. 1302).

Una mención especial merece el uso de retratos, insignias y símbolos en las boletas electorales. Waldino Maradona, el único diputado socialista en la Cámara, afirma que el secreto de los triunfos de los partidos tradicionales descansa en el uso de símbolos o retratos de caudillos, “mientras ideas y principios estén ausentes de las cabezas de la masa ciudadana, quien más símbolos y retratos usa menos ideas ofrece al pueblo”. (Idem, pp. 1306-07, 1347-1348).

En la discusión en general del proyecto de ley, el mismo diputado pasa revista a otras prácticas de la “política criolla” como el llamado corralón, figura con la que hace referencia a los comités partidarios en los días de elecciones, donde se concentraba a los votantes a partir de las vísperas del comicio, con el fin de “reforzar” la lealtad de sus electores.

“Allí se los entretiene a los hombres que pasan toda la noche en vela, bebiendo comiendo y jugando a la taba; por la mañana del domingo cada ciudadano semi dormido por el cansancio, la bebida y una larga digestión, recibe de manos del caudillo la boleta ya doblada, y en grupos de cinco o seis, son llevados en autos a la mesa correspondiente donde esperan turno en la vereda para pasar a votar, mientras tanto el jefe político no les pierde pisada, los vigila con la mirada en sus movimientos más inocentes... cuando el último del grupo ha sufragado, el jefe, marcha con ellos a pie o en auto y los encierra nuevamente en el corralón donde sigue la fiesta”.


Fuente: Susana Piazzesi. Una democracia electoral imperfecta. Santa Fe en la primera mitad de la década de 1930. Publicado en: Estudios Sociales, Nº 27, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, segundo semestre de 2004. Susana Piazzesi, es profesora de la Universidad Nacional del Litoral.



“No obstante su carácter de partido orgánico, el radicalismo pampeano conservaba muchas de las prácticas de los regímenes anteriores, principalmente dos: el “corralón” y el caudillismo.
Respecto al “corralón”, al igual que durante las administraciones conservadoras, la técnica consistía en la movilización de los electores mediante la utilización de costosos recursos como automóviles, para proceder luego a agruparlos mediante el asado y los juegos de taba “que tanta analogía guarda con los empleados años atrás por el anatomizado régimen”, hasta llegar el momento de la elección.
El otro elemento es el caudillismo y los mecanismos de patronazgo instrumentados a través de los comités, como parte importante de la maquinaria electoral. Debe recordarse que la estructura partidaria de la UCR siempre fue dependiente del sistema caudillista, adaptando las viejas prácticas a las nuevas reglas de juego impuestas por la Reforma Electoral de 1912. El partido en sí, constituía una estructura de caudillos, superpuestos de mayor a menor peso político, cuya línea de acción iba desde el gran caudillo partidario (Yrigoyen) a los caudillos locales, punteros y matones de comités.
Además de llevar gente a votar, controlaban instituciones, periódicos, asociaciones deportivas y mutuales, ofrecían trabajo, servicios profesionales gratuitos, alimentos, vivienda, dinero, favores políticos y judiciales, y demás”.


Fuente: Luciano Andrés Valencia. La transformación interrumpida. El Partido Socialista en el Territorio Nacional de La Pampa (1913-1938). Santa Rosa: Fondo Editorial Pampeano, 2009. Págs. 81-82.

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