miércoles, 9 de abril de 2008

Líneas y unicatos en el peronismo pampeano

Por Sergio De Matteo
(Publicado parcialmente en el diario El Extremo Sur de la Patagonia, N° 77, Marzo-Abril 2008, Comodoro Rivadavia, Chubut: www.elextremosur.info
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Durante el ejercicio de diferentes gobiernos La Pampa ha sido un ejemplo a seguir en cuanto a la organización política. A pesar de los conflictos sociales que ha ocasionado el neoliberalismo la provincia se mantuvo siempre ordenada ante la estrategia planteada por sus dirigentes (Marín, Ahuad, Verna). Incluso el partido dominante, el PJ, se destaca como uno de los pocos normalizados en el país.
En el 2008 ese estado de bonanza y de ensoñación se esfumó, así de simple, la tensión y el rechazo generado por un intendente fascista rompió el contrato social, dividió a la sociedad y, encima, proyectó el malestar hacia las más altas esferas gubernamentales. Pero estas incidencias no terminaron ahí, sino que también afectaron la estructura interna del partido peronista —representado por Juan Carlos Tierno en el municipio—; por lo tanto su presidente, Carlos Alberto Verna, aludiendo a problemas personales presentó la renuncia de forma indeclinable.
Y sí se pensaba que el estado de decadencia estaba cerrado, la problemática se ha acrecentado todavía más porque la jefatura del PJ pampeano quedó al mando de Carlos Aragonés, presunto delator y partícipe de los grupos de tarea de la "Triple A".
En esta perspectiva si el actual gobierno jorgista no calma los ánimos y no contempla en sus decisiones los intereses de los ciudadanos la política local podría empezar a pisar sobre un terreno de constante inestabilidad.

●El principio del fin
Como todos los años —y desde que la democracia es la medida de la política argentina— a comienzos de marzo tanto la Cámara de Diputados de cada gobierno provincial como los Concejos Deliberantes de los municipios inauguran sus períodos de sesiones. En la ciudad de Santa Rosa había dudas de que eso ocurriera, las condiciones políticas y sociales no auguraban un normal desarrollo. Mucho más cuando se supo que sólo se permitiría la asistencia a familiares, amistades y políticos afines a Tierno.
Ese sábado 1° de marzo amaneció con gente a los alrededores de la municipalidad capitalina. Aunque sus puertas permanecieron cerradas para impedir el ingreso de los manifestantes opositores a la corte tiernista. Algunos periodistas, con algo de refriega futbolera y credenciales de por medio, sortearon el umbral fuertemente custodiado por la policía provincial y municipal. Las fricciones y empujones comenzaron de temprano, así como también crecía la multitud que se agolpaba entorno al edificio municipal. Mientras tanto el Intendente Juan Carlos Tierno dirigía el discurso inaugural a su solitaria legión. Pero varias personas pudieron colarse y burlar el operativo de la custodia, una de ellas consiguió llegar hasta jefe comunal al que le espetó en la misma cara de que ya era un muerto político.
Para el mediodía la Municipalidad de Santa Rosa se hallaba sitiada. Los ciudadanos estaban enardecidos y aprovecharon la salida de varios funcionarios para devolverles el maltrato que habían recibido, así que hicieron justicia con mano propia lanzándoles varias docenas de huevos. El momento más esperado era la retirada de Tierno. Pero fueron horas de vigilia, también de falsas alarmas, el objetivo de los que hacían guardia era increparlo personalmente. Luego de algunas corridas por parte de los manifestantes ocurrió lo que se aguardaba y el Intendente intentó abandonar el municipio escoltado, pero no pudo hacerlo sin recibir una andanada de insultos, empellones y huevazos. En la refriega uno de sus funcionarios (Oscar Vignatti, responsable de Hacienda) quedó a la deriva y tuvo que correr por su propia cuenta para ponerse a resguardo. En tanto dos asesores políticos del Intendente filmaban cada uno de los movimientos de los ciudadanos hasta que fueron descubiertos, entonces unas doscientas personas exasperadas se agolparon contra los ventanales del local privado y fue ahí que intervinieron los uniformados de la provincia. Arribaron de inmediato patrulleros y camionetas con un centenar de policías armados; la tensión creció cuando los agentes quisieron imponer orden y la multitud los enfrentó, la represión no se hizo esperar así que entre empujones, manotazos, exhibición de armas de grueso calibre, señalamientos personalizados hacia algunos manifestantes, y un disparo de itaka al aire, llevó el enfrentamiento a su punto más álgido y peligroso. Agrupados y a la defensiva los ciudadanos se hicieron respetar y la policía dejó el lugar abruptamente como había llegado. La multitud concilió una asamblea en la Plaza San Martín y decidió radicar las denuncias en la Justicia.
Este fue el corolario necesario para su destitución. Durante casi tres meses había ejercido la violencia semiótica agraviando a los manifestantes, la violencia social al aumentar por decreto las tasas y fundar su policía municipal y, quizá, faltaba que reiterara en público lo que todo el mundo sabía que hacía en su vida privada, la violencia física (contra mujeres desprotegidas). Se dice que el asesino siempre regresa a la escena del crimen, así que sólo fue cuestión de tiempo para que Tierno, su gabinete y seguidores socializaran su carácter fascista e hicieran sentir el ejercicio del poder a los antagonistas. Esta represión hizo renunciar también a Mauricio Gazia, Ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad, que no hacía mucho tiempo había aplicado la misma receta contra trabajadores de la localidad de 25 de Mayo.

Un loco que muere en sus treces
Con este último acto público la suerte del Intendente Tierno estaba echada. Sólo lideró (o lidió) durante 87 días de des-gobierno. A pesar de las infructuosas mediaciones que se iniciaron con los concejales del Frepam a través de diferentes funcionarios del Poder Legislativo y Ejecutivo del Gobierno Provincial fue imposible que diera marcha atrás en su confrontación con los manifestantes, a los que les seguía endilgado los epítetos de sediciosos, subversivos y depravados morales, entre otras ofensas.
Las horas del "loco" estaban contadas y el ultimátum fue de que sino lograba juntar al Concejo Deliberante para la siguiente sesión se intervenía de inmediato la comuna. Los días se fueron yendo sin pena ni gloria, los rumores, las reuniones, las negociaciones cayeron en saco roto.
La excesiva megalomanía y la poca cintura política de Tierno hicieron que pasara por el "poder" como si fuera un elefante. En cada decisión autoritaria que tomó fue dilapidando el 40% de los votos que le había otorgado el electorado y reforzando la toma de posición de los opositores. Incluso cuando se le dio la oportunidad de renunciar y dejar a su equipo trabajando y ejerciendo el poder, el ego y la jerarquía fascista lo cegaron una vez más, prefirió arrastrar a todos en la misma y única caída. Después denunciaría que había sido un "golpe institucional".
El jueves 6 de marzo sólo se hicieron presentes en el recinto deliberativo los concejales del Frepam junto con una multitud que ingresó pacíficamente a la Municipalidad que, según los trascendidos, después del mediodía había sido evacuada frente a otra mentira del jefe comunal: "venían a tomarla hordas desde los barrios". En ese mismo momento en el Salón de Acuerdo de la Casa de Gobierno el gobernador Oscar Mario Jorge firmaba públicamente la intervención del municipio capitalino. También esa misma tarde se hizo responsable de la planta edilicia de la institución estatal un empleado común debido a que los representantes del PJ habían huido como ratas por el tirante.
De ahí en más la calle fue una fiesta y el escenario santarroseño comenzó a despejarse de tanta bota represora.

Encima que llovía, el PJ hizo aguas
El ex gobernador Carlos Alberto Verna presentó la dimisión indeclinable a la presidencia del PJ en la primera reunión del Concejo Partidario, que volvió a funcionar después de meses de inactividad, y luego de la caída del ex intendente Tierno por la crisis política en la capital pampeana. Verna había reemplazado en la conducción al ex gobernador Rubén Hugo Marín que renunció luego de la derrota de julio del año pasado en la interna justicialista.
Esta decisión de abandonar el barco en medio del conflicto que enfrenta Santa Rosa caldeó mucho más los ánimos de dirigentes y militantes peronistas, porque el contexto local se muestra complicado, la ciudad se halla intervenida, el clima interno se ha recalentado y está la urgencia de buscar un candidato para las próximas elecciones de agosto.
Suspicacias, análisis y justificaciones pretenden alivianar las consecuencias que traería la derrota contra Verna —que es uno de los padrinos de la criatura que generó esta debaclé del peronismo—, porque actualmente su renuncia aparece como uno de los costos directos de la crisis política que culminó con el régimen tiernista.
En conferencia de prensa, el vicegobernador Luis Alberto Campo informó que Verna renunció manifestando "no estar mucho dentro del ámbito de la provincia". Y explicó que "ejerce algunas actividades en Capital Federal, y el día que regresa a La Pampa lo hace a General Pico, entonces no tiene el tiempo suficiente para conducir el partido".
Quizás estos cuadros políticos en el fragor de la lucha se hayan olvidado algunas de las enseñanzas del fundador de su Movimiento Nacional, porque Juan Domingo Perón inculcó que "primero estaba la Patria, después el Movimiento, y por último los hombres". Aducir falta de tiempo para conducir el partido privilegiando una actividad personal indica que la política para Verna se antepone a la Patria y sólo se justifica cuando los cargos son rentables económicamente, ya que la conducción partidaria está exenta de retribución. Dicen los militantes históricos que al Movimiento se lo sirve por compromiso y mística revolucionaria.
Más allá de estos cuestionamientos, es posible que todavía una sombra tutelar lo condicione a Verna, y no le permita asirse del todo con el poder político de la provincia para construir a su modo la impronta que le exige la hora y le deparará sus páginas en la historia. Es muy cierto que en política no hay que dar por muerto a nadie, y muchos dirigentes y periodistas pampeanos juzgaron precipitadamente que los días de gloria de Rubén Hugo Marín estaban terminados. El director de un importante diario del medio lo simbolizó con "El otoño del patriarca".
La dialéctica política ha demostrado que no se acaba la influencia de un hombre que ha sido desplazado por nuevas formaciones y sus relaciones de poder, mucho menos si éste es un cuadro político. En este sentido, es necesario resaltar la estrategia montada por el ex presidente Néstor Kirchner para normalizar el PJ; y en ese juego el convocado para participar del armado de dicha estructura ha sido Marín, además de tener asegurada una participación en el entramado del poder partidario nacional. Carlos Alberto Verna fue ignorado, ni siquiera se lo consultó para la reorganización del Partido Justicialista.
Se deduce que su actual retirada ante esta difícil coyuntura es para preservar su figura, debido a que en las elecciones locales posiblemente —desde la recuperación de la democracia— el peronismo pierda su hegemonía.

●Para colmo de males un delator al poder
El secretario general del PJ, Carlos Aragonés, ha quedado provisoriamente a cargo de la presidencia del partido. Este dirigente ha sido denunciado por varios ciudadanos y enfrenta una acusación judicial por su rol en la etapa previa y en el golpe militar del 24 de marzo de 1976. El Juez Federal Daniel Rafecas se ha hecho cargo de la investigación. Es una ironía del destino que en la coyuntura política actual asuma la conducción del PJ pampeano considerando el malestar ciudadano santarroseño ante funcionarios autoritarios y fascistas. La historia reciente ha puesto en evidencia las relaciones de Carlos Aragonés con la "Triple A", siendo acusado de delator y de la confección de la lista de detenidos en la subzona 14 —la denominación que recibió el territorio de La Pampa en el diagrama represivo de las Fuerzas Armadas—. El resquemor aumenta porque se transita la fecha en que se cumplen 32 años del golpe de Estado y la coyuntura sociopolítica de los gobiernos regionales, nacionales y centro-latinoamericanos consolidan su tendencia revolucionaria, revisionista y popular; pero pareciera que en La Pampa se refuerza el giro hacia la derecha y este dirigente representa la antípoda de los 30000 argentinas y argentinos desaparecidos, de los asesinados por los grupos de tareas que funcionaron a partir del Estado de Sitio decretado por la presidente Isabel Martínez y la anuencia del "brujo" López Rega a la que adhirió y colaboró sin escrúpulos Aragonés.

●Adenda
A pesar de esta situación caótica todavía el peronismo sigue dirigiendo los rumbos políticos de La Pampa, inclusive cuenta con el aparato estatal para sostenerse en el poder. Igualmente en agosto deberá refrendarlo en las urnas. Pero la única verdad es la realidad y de a poco la hegemonía ha comenzado a mostrar sus falencias y debilidades; quizá la causal más importante sea la falta de cuadros políticos. En consecuencia, el equipo que acompañó a Tierno en el municipio carecía de formación y, por ende, cometió tantos errores al no conocer el tiempo y espacio que necesita la política para desarrollarse. También es muy cierto de que el Partido superó al Movimiento, cuando el primero sólo es una herramienta para las elecciones, es imposible que el gobernador sea a su vez el presidente del Partido, bajo esas circunstancias no se puede controlar nada. Pero bien sabemos que en el pago chico algunos políticos sólo pueden dedicarse a la "micropolítica" (y no foucaultiana, precisamente) porque el espacio nacional les queda demasiado grande, es tan pobre su proyección que no tienen incidencia alguna en las decisiones importantes del país.
Principalmente esta problemática decanta de la estrategia que motorizó hace años Rubén Hugo Marín y su "unicato" para desactivar posibles rivales internos y no dejarlos crecer. Otros, en cambio, deberán evaluar su protagonismo si pretenden concitar el apoyo de las bases partidarias y sumar a los independientes santarroseños en las próximas elecciones generales (y si no hay internas ante la falta de consenso). Toda la clase política peronista, sin distinción de líneas, debe aceptar su responsabilidad, realizar una autocrítica de la crisis, desensillar y salir otra vez a la cancha.
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El mito del eterno retorno

Hace 20 años el profesor Cristóbal Cleto Rodríguez Kessy analizaba el peronismo así:

"El voto de los afiliados de la provincia de La Pampa, tradujo un estado de conciencia colectivo que los actuales representantes en todas las estructuras del poder […] no advirtieron porque estaban entretenidos en la consolidación de una oligarquía partidaria (en el neto sentido de oligarquía – gobierno de pocos), donde la preocupación fundamental era el lugar que a cada uno le estaba reservado en el reparto de los cargos, en cada mudanza, de las que el sistema democrático les obligara a ofrecer".
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"El mito de la revolución peronista" en diario La Arena, 13/07/88; reeditado e incorporado en el libro del autor: La interna peronista en La Pampa, El Monte de Cristal Editora, Santa Rosa, 1990.

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