viernes, 23 de noviembre de 2007

A raíz de la malintencionada nota de un diario

Generalmente los cobardes denuncian desde el anonimato. Algunos noteros lugareños tiene esa costumbre, la de escribir livianamente sin análisis científico, anotando un poco de lo que escuchan en la calle, de la data que les dan a la pasada, en definitiva, son periodistas del chusmerío barato que caracteriza a la ciudad capital pampeana.
La práctica constante que realizan es que ante cualquier opinión desfavorable piden auxilio al gremio, cuando se los interpela por lo que han divulgado se van al mazo y advocan de inmediato la libertad de prensa y, por ende, denuncian a los cuatro vientos de que se los está persiguiendo, presionando (pero habría que recordarles que el enunciado es conclusivo, y que los lectores o los aludidos en sus escribiciones también tienen el derecho de defenderse y aclarar los entredichos). Varios de estos profesionales se escudan en artículos sin firma para no hacerse cargo de lo que informan. Por lo tanto, no les importa, muchas veces, verificar la refracción que tendrán en los lectores sus diatribas. En muchos casos es aceptable vuestra opinión (doxa), más cuando es de interés comunitario y atañe al conjunto de ciudadanos; a sabiendas de que las instituciones son construidas en la interacción social del discurso. Pero cuando se emiten "juicios de valor" (tan lejana de la episteme) sobre alguna persona, es decir, se focaliza en alguien sin tener el menor cuidado del mal que le pueden ocasionar, es peligroso, falto de solidaridad, más cuando se halla el enunciado ubicado en ese espacio interdiscursivo del anonimato y al nivel rayano de la chabacanería.
En síntesis, el diario "El Diario" en sus editoriales ha quedado asociado a ideologemas del pensamiento más conservador que se conoce en la región, adhiriendo, según las circunstancias, a los intereses de los prelados, de los opositores fascistas, etc. En su emisión del viernes 23 de noviembre ha tenido, sin descaro, la mala disposición de "escrachar" sin sentido a un trabajador municipal; aludiendo a las tareas de su segunda fuente laboral e inculcarle un epíteto descalificador . Citamos textualmente la fuente para que usted mismo reflexione: "El puesto de secretario privado de Tierno quedaría en manos de Carlos Amoroso (35), un dirigente de la Juventud Peronista local que trabaja actualmente en el Concejo Deliberante y al cual se lo identifica por cumplir también por la noche con tareas de patovica en boliches nocturnos de la ciudad". http://www.eldiariolp.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=17347&Itemid=30
En esta perspectiva, si el problema en realidad es con el Intendente electo Juan Carlos Tierno, quien ha sido elegido por el voto popular, y la tendencia organizativa y política que representa, se estaría cuestionando otra cosa, algo más de fondo, que no llega a comprenderse en la nota editada. En ese sentido, deberían escribirlo abiertamente, haciéndose cargo que les causa molestia y escozor la proyección que pueda tener este nuevo funcionario que dirigirá la Municipalidad santarroseña. En tal caso, tienen la posibilidad dentro de cuatro años de presentarse también a elecciones si se consideran capacitados para dedicarse a la política, a desempeñarse de dicho modo en un gobierno, asumiendo responsabilidades.
Para terminar, habría que destacar la ofensa gratuita y denigratoría hacía el vecino, además de la malicia implícita en las líneas publicadas por el matutino, por lo tanto es necesario que se disculpen públicamente del atropello hacia el mismo. Y también sería lícito, si exigen tanta transparencia a los conciudadanos, de que no escondan más entre palabras y actitudes recalcitrantes el antiperonismo que llevan encarnado en sus seres.
(SDM-LFA)

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